Casa Marisa en Avilés

No tengo más estrellas para darles a la calidad de la comida,se come extraordinariamente,su servicio,el camarero que nos tocó, maravilloso.

Restaurante tradicional altamente recomendable. Pedimos un cachopo y fue espectacular. Camero muy atento. Para repetir!

Casa Marisa, en Avilés, es una sidrería de toda la vida donde se come como en casa. Cocina asturiana sabrosa, raciones generosas y sidra bien escanciada. El ambiente es acogedor y el trato cercano y amable. Un lugar ideal para disfrutar de la tradición asturiana en buena compañía.

Comimos menú de día (11 euros) el jueves 14 de agosto de 2025. De primero garbanzos con bacalao y espinacas (muy muy rico) y de segundo albóndigas caseras y tortilla de jamón York, de postre natillas. El segundo igual un poco flojo para lo que esperas de un segundo pero, en conjunto, un muy buen menú tanto en calidad como en cantidad. Servicio perfecto, agradable y manteniendo los tiempos, sin comer agobiados ni esperando. Saludos a todos el equipo.

Buen sitio para comer. Bar para tomarse algo. Buena atención.

Hemos comido el menú un sabado. 24 euros para una comida de 15. El camarero no ha abierto la boca para nada, parecia muy enfadado. Mal servicio y comida muy de batalla. Calidad-precio muy mal.

Sigue siendo el mejor cachopo de Avilés, diría que de largo. Marisa es un encanto y nos recomendó algún plato en especial (como los tacos de bonito que estaban espectaculares). Les falta alguna opción vegana o vegetariana un poco elaborada, eso sí, pero las recetas tradicionales un 10.

La comida buenísima, sobre el cachopo que estaba de 10. El servicio ya no tanto

Fuimos a comer guiados por las buenas reseñas y probamos el menú del día, que por 11 € está bien. La sopa de cocido estaba riquísima y el repollo al ajillo muy bueno. La ensalada, en cambio, venía bastante aliñada y con mucha sal; quizás lo ideal sería que el cliente pudiera aliñarla a su gusto. De segundo pedimos lomo y tortilla. El lomo estaba bien de sabor, aunque los filetes eran finísimos y pequeños, y las patatas venían bastante saladas: pasé la tarde bebiendo agua. Un poco de ensalada (lechuga, cebolla, tomate) como guarnición podría ser una buena alternativa. La tortilla estaba muy rica: jugosa y sabrosa, de lo mejor del menú. De postre tomamos helado y natilla. El helado era un pequeño corte de tres sabores, sencillo. La natilla estaba buena, aunque le habría venido bien un poco más de canela; sería un detalle tener especias en la mesa para que cada uno pueda ajustarla a su gusto. La atención de la dueña fue excelente, el camarero muy correcto, y el comedor es bonito y acogedor.

Tienen menu de fin de semana,local muy antiguo,necesitaria un lavado de cara,muy grande y con terraza,para tapear algo esta bien,sin esperar nada mas,escancian la sidra y la tienen a buena temperatura,nosotros tapeamos algo y lo dicho, normalito.Es una pena que no se le saque mas partido a ese negocio.