Casa Eduardo en Palma de Mallorca

Un restaurante con vistas al puerto deportivo y a la Catedral de Palma. Comida excelente, aunque abundante. ¡Sin duda, vale la pena probarla!

Restaurante clásico en el puerto, de estilo tradicional, muy bien puesto, con mesas amplias, un servicio amabilísimo y muy profesional. Cocina española y mallorquina excelente. A destacar la amplitud de las raciones y la frescura del pescado. Hemos disfrutado de unos buenos chipirones fritos y sobretodo de una lubina a la sal espectacular. Simplemente comentar que las verduras de acompañamiento podrían estar mejor cocidas. La carta de vinos es amplia y los precio muy correctos. Un restaurante te maravilloso y a buen precio.

Estuve allí una de esas noches de noviembre. Comimos un entrante de almejas, mejillones, gambas, cigalas y calamares. El entrante estaba bueno, pero, en mi opinión, un poco caro (18 € por persona). Después comimos calamares a la plancha con verduras de temporada y rape, postre para dos, una botella de vino y un whisky (18 €). En total, gastamos 165 €, unos 80 € cada uno. La calidad es excelente y se puede saborear el pescado fresco, pero me parece un poco caro. Entiendo que es pescado fresco, y la ubicación del restaurante es excelente porque tiene vistas a la catedral. Volvería a probar la paella, porque los calamares no me convencieron. El servicio, por otro lado, fue muy bueno; incluso nos sirvieron pan con ajo y aceitunas.

Una velada estupenda en general: el ambiente, las maravillosas vistas a la catedral, la comida y las bebidas. Yo pedí su especialidad: patatas fritas, huevos fritos, pimientos de Padrón y, sí, ¡langosta! Los otros tres pidieron pescado y también quedaron encantados.

Un sitio estupendo para comer pescado fresco; los jóvenes chefs se esfuerzan mucho, ¡bravo! Volveremos. Saludos.

Realmente ha sido una maravilla poder asistir a este restaurante la comida deliciosa, el servicio, todo espectacular, hemos ido en la noche y una experiencia agradable, gracias Antonio y a todos por sus servicios, todos los camareros súper pendientes, recomiendo 💯

Me encanta este sitio. Siempre que voy a Mallorca, unas tres o cinco veces al año, suelo ir a Can Eduardo a comer. La última vez pedí lubina rebozada en sal. ¡Estaba exquisita! El marisco y las paellas también son excelentes, frescos y clásicos. El ochenta por ciento de los clientes son de Palma. Eso lo dice todo.

Durante mi corta semana de vacaciones, quise probar este restaurante, ya que es muy conocido por su pescado, y por supuesto, tenía que saber más. Está ubicado en la planta superior y se accede a él por una escalera de hierro un tanto peculiar. Desafortunadamente, el vestíbulo se ve un poco anticuado, y los dos sofás con sus manchas tan marcadas resultan bastante desagradables. Estos muebles que se manchan con tanta facilidad deberían ser reemplazados cuanto antes. Varios elementos náuticos recuerdan la ubicación, y las ventanas abiertas ofrecen una vista magnífica de la catedral y el puerto, donde pasan pequeñas embarcaciones. El comedor está dividido en dos secciones, una planta baja y otra alta. En la planta baja, hay una hermosa iluminación indirecta de colores, paredes de piedra natural y un ambiente mediterráneo muy agradable. Queríamos usar la terraza, algo que al personal no le entusiasmó mucho, ya que estaba vacía, pero fueron amables y nos dieron una mesa allí. La terraza es muy grande e incluso tiene su propio bar para los días soleados. El personal parece profesional, amable y muy atento con los clientes, dando la impresión de estar en un establecimiento de lujo. Probamos varios aperitivos de la carta. El jamón ibérico con salsa dulce estaba especialmente bueno. ¡Excelente! El pan con aceite de oliva y alioli, y las gambas con sésamo... ¡riquísimas! Después, pedí rape al horno en costra de sal. Maravillosamente jugoso, nos lo presentaron con antelación, lo cual siempre es un detalle encantador, y luego lo filetearon en la mesa de al lado. La paella era un festín para la vista y también estaba buenísima. Sin duda merece la pena probarlo con una recomendación. No es el mejor de todos, pero está muy bien. Sin embargo... cuando renueven, no se olviden de los baños. Parece ser una práctica común en Palma descuidarlos por completo. Aunque, los baños de aquí estaban mejor que los de la mayoría de los restaurantes de allí. En resumen, un restaurante muy bueno. Le di 4 estrellas, y creo que puedo justificarlo. Diría que se merece entre 3,8 y 4 estrellas. No más, pero estoy perfectamente satisfecho.

Comida muy buena, servicio buenisimo y el ambiente de lujo. Tienen mesas con vistas a la catedral y una sala privada pars 13-14 personas.

Pedimos un tronco de merluza con salsa verde y espinas, que se puede decir, al menos este plato no lo recomendamos, teníamos que buscar mientras comíamos las espinas, ya que son tan pequeñas que no se ven en el plato. Desde el momento que hay que comer preocupados por si encontramos alguna espina, ya quita las ganas de seguir comiendo.