Casa Aníbal en Sevilla

Un lugar precioso y servicio exquisito para una comida de lo más tradicional, me esperaba algo que no me encontrase en cualquier bar. Precios excesivos para la comida que es.

Tenía mis dudas con este sitio porque había escuchado y leído varias opiniones distintas y no muy buenas sobre la calidad de la comida. Sin embargo celebramos este año la comida de empresa allí (50 personas) y el menú fue exquisito. Estuvo todo riquísimo y le encantó a todo el mundo. Sin duda una grata sorpresa y de los mejores menús de navidad que he probado en los últimos años. El trato del personal fue perfecto y que decir de la decoración, increíble. Millones de gracias por hacernos pasar tan magnífica noche.

Todo estupendo. El servicio y el personal muy atentos. La comida fantástica, y el ambiente y la decoración del local magníficos. Recomendable 100%. Volveremos!!!

La comida deliciosa y en la justa cantidad para poder disfrutarla bien. Muy agradables, además, ya que pudimos cancelar un plato que vimos que no íbamos a poder disfrutar con tanta comida. En total pagamos unos 80€ por dos personas sin cortarnos en nada. Lo único es que la lemon pie no es tan increíble como el tocino de cielo. ¡Volveremos!

Casa Aníbal es un buen restaurante pero esperaba algo diferente al almuerzo habitual. Servicio tan discreto como la comida. Costos por encima del promedio. Sólo se salva la decoración, por lo demás en Sevilla hay mejores.

Excelente servicio y comida. Fueron muy atentos y especiales con los requerimientos específicos que solicitamos. Ordenamos una sangría pero no nos gustó y sin problema y costo adicional nos la cambiaron y la ajustaron a nuestros gustos. La presentación y organización del establecimiento estuvo estupenda. Nada más que cosas buenas que retribuir a este sitio en especial. Muy recomendado!

Un lugar único, hay que conocerlo SÍ o Sí 👌

Buena atención y buena comida en un sitio precioso

Con ganas de conocer este restaurante, aprovechamos la oportunidad de la Magna que pasaba por sus puertas, para comer en familia. Por la singularidad y personalidad de su decoración y arquitectura, es inevitable hacer una pequeña visita a sus dos plantas e incluso subir a su ascensor, tan de época. Su carta permite compartir raciones y pedir algunos platillos individuales bastante curiosos. Para compartir, nos pedimos unas papas aliñadas, de toda la vida, unas tostas de anchoas y unas mini pavías de bacalao, bastante abundantes. Pero antes, a todos nos entró por los ojos su trilogía; un acierto de puchero, con su caldito bien caliente, su croqueta de puchero y un montadito de pringá bien rico, para un día de frío. Se nos antojó también la vieira a la parrilla, y es un espectáculo ver cómo te la preparan en directo en mesa. Excelente el punto de la presa ibérica y ya para terminar el toque dulce de un homenaje de chocolate a Papá Aníbal, que así por lo visto llamaban al famosos arquitecto en su familia. Recomendable el Marqués de Cáceres Blanco para acompañar todo lo anterior.

Estando por Sevilla nos decidimos por cenar en este restaurante. Buena ubicación, al otro lado del barrio de Triana y tan solo cruzando su puente te encuentras con este edificio histórico. Cruzas sus puertas y es como si entraras a un museo, su decoración, techos, paredes,...te hacen pararte a disfrutarlo. Pasando por la carta, tienen un producto muy bueno, y te recomiendan bien. Probamos por primera vez las croquetas de rabo de toro, exquisitas, y las alcachofas tremendas. Pero el resto de platos y su postre...genial. La atención que te prestan es atenta. La jefa de sala nos atendió genial, recomendó muy bien y sin duda, Davinson (espero escribirlo bien) un chaval muy atento, educado y servicial, si volvemos por la ciudad volveremos al restaurante, y ojalá lo veamos.