Casa Aníbal en Sevilla

el sitio, además de ser espectacular y un lugar emblemático en Sevilla, decorado con un gusto absolutamente exquisito que acompaña con el trato de un servicio amable, agradable y dispuesto a ayudar pero sin estorbar. La comida espectacular, comimos en la parte de abajo de tapitas y TOP el cachopo de atún y la pavia de corvina, aunque me cuesta elegir mi plato favorito de lo bien que comimos

He estado en la zona de tapas y quedo gratamente sorprendido. Tienes la oportunidad de apreciar el lugar a un precio asequible. En este caso se llevan el mérito la atención de Moha y Liz. Volveré sin duda.

Todo exquisito, el servicio muy rápido y muy amable. Nos atendió Diego. Hemos echado en falta la ostra que estaba en la carta anterior

Tarde de amigas y paramos a probar las tapas pues ya habíamos probado el restaurante en ocasiones anteriores. Nos sorprendió gratamente tanto la atención de nuestro camarero Nono como la calidad y cantidad de los platos. Postre muy bueno también. Solo apuntar un área de mejora en cuanto a la cantidad en la tapa de salmorejo por lo demás un 10 !!! Repetiremos y lo recomendaremos !!

Reservamos una mesa, ¡nos quedamos en la sala principal! ¡Debo decir que el restaurante es maravilloso en cuanto a decoración! El servicio de Diego fue muy agradable y esmerado. Nos sugirió algunos platos y sin duda fueron excelentes opciones. Comimos Cachopo de Atún y Presa Ibérica, ¡lo recomendamos!

Comida de calidad y con estupenda elaboración. Hemos comido muy bien, la atención del camarero que nos ha atendido, Diego, ha sido genial. Para repetir y recomendar

El lugar es maravilloso y agradable para comer. La comida está buena. Lo mejor, el cachopo de atún. El servicio, bastante atento y simpático. Ya con la zona donde está el restaurante, tiene mucho ganado.

Precioso lugar, muy buenas tapas y excelente servicio.

Excelente comida y servicio. Mohamed y Martín nos atendieron estupendamente. Calidad, presentación y profesionalidad. Imperdible en Sevilla.

Con ganas de conocer este restaurante, aprovechamos la oportunidad de la Magna que pasaba por sus puertas, para comer en familia. Por la singularidad y personalidad de su decoración y arquitectura, es inevitable hacer una pequeña visita a sus dos plantas e incluso subir a su ascensor, tan de época. Su carta permite compartir raciones y pedir algunos platillos individuales bastante curiosos. Para compartir, nos pedimos unas papas aliñadas, de toda la vida, unas tostas de anchoas y unas mini pavías de bacalao, bastante abundantes. Pero antes, a todos nos entró por los ojos su trilogía; un acierto de puchero, con su caldito bien caliente, su croqueta de puchero y un montadito de pringá bien rico, para un día de frío. Se nos antojó también la vieira a la parrilla, y es un espectáculo ver cómo te la preparan en directo en mesa. Excelente el punto de la presa ibérica y ya para terminar el toque dulce de un homenaje de chocolate a Papá Aníbal, que así por lo visto llamaban al famosos arquitecto en su familia. Recomendable el Marqués de Cáceres Blanco para acompañar todo lo anterior.