Can Tiranda en Setcases

Restaurante de cuarta generación dedicado a cocina de alta montaña. Fuimos con reserva. Tienen trona para niños. Buenas cocciones y generosas. Hicimos menú, no es obligatorio mesa completa. Menú por 39€ con bebida, pan y postre bien completo. Escalivada con anchoas, patata y huevo duro y de segundo entrecot pequeño de 300gr y la crema de limón de Can Tiranda. ¡Todo buenísimo! A destacar el servicio de la camarera, que nos explicó los orígenes del restaurante como una pequeña tienda de comestibles se transformó en lo que es hoy en día. Seguro que repetiremos cada vez que vamos a Setcases. Disponen de parquing justo enfrente.

Alojamiento y comida espectacular, todo perfecto, servicio muy amable.

Buen sitio para comer. Servicio rápido, amable y atento. Medir excelente. Pedimos mesa y llevamos un perro, nos pusieron en un comedor aparte, gran gesto. Volveremos

¡Muy bueno todo! ¡El servicio muy atentos! ¡Volveremos!

Una visita l restaurante. Buen carta con comida de la zona

Hemos estado en el restaurante, bastante correcto, sólo un pequeño detalle, los cuchillos no cortan. Si ya se que podía pedir uno que cortas, pero no se trata de eso, se trata de que si el plato es de carne los cuchillos corten a la primera.

Un trato estupendo y calidad estupenda

Solo estuve en el restaurante, por este motivo no pongo puntuación a las habitaciones. El restaurante, aunque no teníamos reserva, nos dieron mesa en minutos. Los platos bien elaborados y raciones abundantes. Es un poco caro, pero la relación calidad-precio esta equilibrada. la xatonada espectacular. La trucha de rio, superbuena y el pato con peras de campeonato. Los postres son un pecado de lo buenos que están. repetiremos

Vaya por delante que desde hace más de 30 años y de forma ininterrumpida, hemos sido clientes del restaurante de Can Tiranda. Esta puntualización la hacemos por hacer una crítica/opinión en sentido amplio en el tiempo. Recuerdo can Tiranda como ese restaurante a pie de carretera (aún no existía la variante), donde esquiadores en invierno, y veraneantes en verano paraban a comer. El local estaba lleno como un huevo de gente, la atención caótica y las raciones subroxían las bandejas metálicas, y todo a muy buen precio (excelentes recuerdos de juventud), épocas de muchas patatas fritas. Por aquellos tiempos comidas e ibas a hacer el cafetón / carajillo en la salita con chimenea y con vistas a la montaña. Idílico y bucólico a la vez. Ahora ya no tenemos esa anilada opción. En años posteriores todo iba siguiendo igual pero ya no era igual, los tiempos cambiaban y Can Tiranda no del todo. Pero allí estábamos. Y por no alargarlo aquí estamos. El local prácticamente igual, siempre limpio y pulido, con una atención rápida y eficiente del servicio, pero de un tiempo a esta parte con la cocina renovada y con una logística casi británica. Platos más esmerados, mejor ejecutados y como siempre con buen producto. Está claro que ir hacia delante es ofrecer buen producto y bien presentado, y esto se ofrece. Sin embargo, hay precios que no compensan. Deberían revisarse algunos platos en los que el precio está muy por encima de la oferta del producto. En definitiva es un restaurante que permanecerá para siempre en el subconsciente de muchos clientes de por vida, y al que seremos fieles mientras podamos llegar. A rever, salud y vida en Can Tiranda.

El sitio es mágico, un restaurante precioso en medio de la montaña, comida casera de excelente calidad y trato cercano, no se puede pedir más.