Can Sophia en Tossa de Mar

Este restaurante fue una grata sorpresa. Fui con mi madre después de visitar el casco antiguo de Tossa y buscábamos un lugar tranquilo y con buena cocina. El sitio está dentro de un hotel boutique precioso y tiene mucho encanto, con un jardín interior ideal. La cocina es elegante, muy bien presentada, y con sabores definidos. Pedimos un menú degustación corto con maridaje, y salimos encantadas. Recuerdo especialmente un tartar de atún con mango y una carrillera melosa que se deshacía sola. También nos gustó mucho el pan casero, calentito y recién horneado. El maridaje fue todo local y muy bien escogido. Me encantó que nos explicaran cada vino con detalle, algo que como aficionada al vino siempre agradezco. El servicio fue excelente: atento, educado y muy profesional. Un sitio al que sin duda volveré, esta vez con mi pareja.

Can Sophia es un remanso de paz y amplitud que se centra en una cocina limpia y de temporada con un sabor refinado pero con una esencia auténtica. El comedor se abre a la vegetación y a una luz abundante. El menú degustación es meticuloso y sutilmente aventurero: cada plato se percibe con intención y equilibrio. Los platos con verduras fueron especialmente impresionantes, con texturas sutiles y una riqueza discreta. Los maridajes de vinos se centran en viticultores locales que elaboran propuestas interesantes, algunos naturales, otros añejos. Cada maridaje resulta armonioso y realza la comida en lugar de competir. El servicio logra el tono perfecto de calidez y discreción. Nos guiaron durante la velada con genuina calidez y conocimiento. Elegante, creativo y profundamente satisfactorio.

Probamos el menú degustación y, en general, fue una buena experiencia. El pescado, la carne y los cannolis de pollo y camarones estaban exquisitos. El único plato que nos pareció fuera de lugar fue el primer postre (un granizado de Coca-Cola con espuma de lima, ¡no el mejor!). El espacio es muy agradable, aunque prepárense para pasar mucho tiempo (nuestra comida duró más de dos horas y media). Creo que tienen una cocina pequeña, lo que puede ralentizar el proceso.

Espectacular, sorprenden los detalles en cada plato, la cocina es de alto nivel

Para los que buscamos comer bien fuera del alcance de todos los restaurantes caza turistas. Tiene un buen nivel y precios razonables además del lugar idílico

Ayer visitamos el Restaurante Can Sophia en Tossa de March para cenar. Quizás no sea el lugar más fácil de encontrar, escondido a mitad de la colina en el borde del casco histórico, vale cada paso que das una vez que llegas. Con una cálida bienvenida por parte de Andrea y un amable gesto para acomodarnos antes de nuestra reserva, nos condujeron a través del hotel hasta el encantador restaurante que se encuentra entre dos paredes de piedra bajo un techo de invernadero, con un pequeño patio para cenar al aire libre. Nuestra primera impresión al sentarnos fue: “Vaya, podríamos sentarnos aquí durante horas”, ya que las sillas del comedor eran muy cómodas. Y ahora vamos con la comida. El menú era extenso y cada plato que pasaba de camino a las mesas cercanas tenía un aspecto fantástico. Nos intrigó el menú degustación, que comprendía un plato de aperitivos, dos entrantes, dos platos principales y dos postres. Al preguntar por nuestras alergias, Dodi, nuestro camarero, nos aseguró que no habría ningún problema. Sin querer arruinar el elemento sorpresa del concepto del menú degustación, algunos de los aspectos más destacados merecen una mención especial. El plato de aperitivos incluía un pequeño vaso de gazpacho. No soy el mayor fanático del gazpacho, pero este me conquistó con una textura rica y suave como la seda y un toque de fresas que aportaron un toque dulce para complementar el sabor salado de la sopa. Uno de los otros snacks había sido modificado en vista de las alergias. Un detalle muy agradable en lugar de simplemente dejarlo caer del plato como suele suceder. Ambos entrantes estaban deliciosos, ofreciendo variedad en sabor y composición. Los pimientos rojos de uno de los platos estaban tan tiernos y bellamente cocinados que parecían derretirse en la boca. El plato de pescado del día fue relativamente sencillo, pero también aquí estaba magníficamente preparado y presentado, y fue seguido por un plato de carne de similar calidad y sencillez. El llamado prepostre fue mi favorito de los dos, con una composición picante y ácida que perduró perfectamente en el paladar. Finalmente, la presentación del menú estuvo a la altura de la calidad de la cocina. Cada plato llegó en un plato diferente pero dentro de un esquema aparentemente bien pensado. El restaurante fue atendido por Andrea y Dodi de manera relajada pero atenta. La velada fue una auténtica delicia. Gracias de nuevo.

Muy bueno todo pero a los precios de la carta le han sumado 4 euros y 3 euros y al preguntar nos han dicho que no estaban los precios actualizados. Camarera rusa que no habla ni entiende catalán ni lo intenta.

Restaurante del hotel boutique Casa Granados, situado en la parte antigua e histórica del pueblo. Comedor en un antiguo patio cubierto, con mesas bien separadas y una pequeña terraza con pocas mesas. Bien valorado en la mayoría de guías. Carta atractiva con opciones para agradar a una mayoría de comensales. Servicio de sala llevado por 2 camareros, que más tarde comentaré. En distintas guías define la sala como romántica. No está mal pero faltan algunos elementos para considerarse así como, por ejemplo, una iluminación más cuidadosa. En esta ocasión, un entrante compartido, un excelente foie a la sal con gelé de higos con pan tostado de calidad. Los segundos, pez del día que era rodaballo en el cava, francamente bueno y un solomillo estilo Rossini, muy tierno y sabroso. El postre, un helado de mascarpone con higos correcto. Copa de vino, aguas y cafés. Concluimos que cenamos muy bien en un entorno bastante elegante. Como punto negativo, un gato que rodeaba el patín fue recogido por el camarero y colocado en una silla del comedor interior. Y cada vez que pasaba por su lado, le acariciaba. ¿Se lavaba las manos antes de servir los platos? Un hecho francamente negativo en un entorno y propuesta gastronómica que pretende, y es, de nivel. Y un segundo elemento negativo, le espera entre el entrante y el plato principal. No me importa esperar al principio, pero una vez iniciada la comida, son importantes los tiempos entre platos.

Restaurante my tranquilo y acogedor . El servicio muy amable y atento. La comida muy rica, decoración excelente y realmente se aprecia el tiempo invertido en la elaboración de los platos. El producto es de calidad pero en comparación a otros restaurantes del estilo, falta un poquito más de cantidad.

Si pudiera dar más estrellas por la atmósfera le daría 10 estrellas. Hermoso lugar. Silencio y paz, que se elevan sobre toda la ciudad.