Can Carbonell en Sant Just Desvern

Sitio muy bonito para comer en pareja famikia o amigos

Son platos de cocina básicamente catalana muy bien elaborados.

Todo excelente sobre todo el trato con Yodel

La xatonada justita, le faltaba salsa y también cortar las hojas de ensalada con un poco de gracia... Los calçots perfecta! El arroz de montaña justito. ¡Le faltaba sabor y sal! La crema catalana sabía a arroz con leche. El personal y el sitio muy bien.

Un sitio singular con una comida mediocre. Una xatonada con poca salsa y trozos de escarola sin recortar. Un arroz de montaña pasado de punto, sin sal y sólo con un regusto de grasa de cerdo. Y para terminar, la primera crema catalana que me como con sabor a arroz con leche..... Mientras estaba en la mesa, escuché quejas a los camareros de otras mesas...

Fuimos a Can Carbonell a celebrar nuestro aniversario y no pudimos haber elegido mejor. El ambiente es acogedor, con ese toque rústico y auténtico que te hace sentir como en casa desde el primer momento. La atención fue cercana y muy profesional, cuidando cada detalle. La comida, sencillamente espectacular: platos tradicionales catalanes elaborados con cariño y producto de calidad. El chuletón fue el gran protagonista de la velada, jugoso, sabroso, perfectamente cocinado… una auténtica delicia que aún recordamos. Fue una experiencia redonda, perfecta para una ocasión especial. Sin duda, volveremos.

Ese día en la terraza no hubo sombrillas por cuestiones climatológicas y nos han vendido unos sombreros que nos han salvado el día. La comida de buen sabor y buenas porciones. Repetiría seguro

Hicimos una comida de departamento con el menú calçotada (45€/p). La dorada al horno (1 pieza por cada 2 personas) de segundo estaba muy bien, de punto, gusto y tamaño. Los calçots, abundantes, pero vendían algunos poco hechos, con tierra, o algunos muy pequeños... Un poco caro por ser un menú entre semana, con calçots... Por cantidad estuvo bien todo, y también el servicio. Tiene margen de mejora, pero recomiendo ir. El sitio es hermoso y tranquilo.

Fui a este lugar a almorzar el domingo. Estaba sola, así que no tuve problemas para encontrar asiento, pero recomiendo reservar, ya que es muy popular, sobre todo los días de buen tiempo... ¡Y entendí por qué! Todo fue simplemente perfecto. Me recibió con gran amabilidad y disposición la señora de la caja registradora que, a pesar de la multitud, rápidamente me preparó una bonita mesa con la opción de sombra o sol, preguntándome también qué quería beber. En un instante tenía sobre la mesa una botella de agua fría, muy apreciada después del paseo bajo el sol. Me atendió un muy buen chico, muy atento, servicial, amable, simpático y conocedor, que no sólo me brindó un servicio impecable, sino que adivinó absolutamente mis gustos, aconsejándome muy bien (tenía demasiada hambre y había demasiadas cosas tentadoras en el menú, así que estaba muy indecisa). Yo comí: media ración de caracoles Carbonell en salsa... ¡Espacio! Sabrosos en su punto, me recordaron a alguna de esas recetas de la abuela y a los sabores de antaño. Carrillera de cerdo en fricandó con parmentier de trufa, ¡para desmayarse! ¡Se derritió en tu boca! Muy sabroso y cocinado en su punto. Para finalizar, siempre bajo el consejo del excelente camarero, un corazón de chocolate negro relleno de Ferrero Rocher, servido con nata, helado de vainilla, una crema con una especie de crumble de avellanas y una hoja de menta... Preciosa presentación y sencillamente deliciosa!!! El café también es bueno. Excelente relación calidad/precio, porciones justas. No tengo nada que decir, todo fue perfecto y maravilloso. Definitivamente regresaré. Muchas gracias y enhorabuena de verdad. Pd: el lugar es muy bonito, rústico pero bien cuidado, con una historia muy interesante detrás. De hecho, es la casa de campo más antigua de la zona, ¡construida a mediados del siglo XII! Ve allí, no te arrepentirás.

Típica masia catalana. Servicio muy lento entre plato y plato. La comida llega tirando a fria. Teniamos mesa en la terraza y del murmullo de la gente costaba entenderse. La calidad de la comida correcta, sin demasiadas pretensiones. Llegar al restaurante cuesta, está lejor, en medio la montaña.