03/03/2024: Cocina francesa de la que ya no se encuentra. Menú degustacion, con cava (de buen nivel), unos 120€ persona. Me defraudaron los entrantes y el foie. Los erizos (garotas) excelentes. El resto, bastante bien. El soufle de naranja, estratosferico.... en conjunto, bien, aunque es una manera de comer que ya no está de moda.
17/02/2024: Mítico restaurante de cocina francesa, apartado de los convencionalismos actuales, con un esmerado servicio y que hay que visitar para conocer como era la verdadera alta cocina. antes de la aparición del esnobismo y de los platos instagrameables.
El Racó d’en Binu, tiene 54 años de historia, y es fácil encontrar referencias a su historia, a la trayectoria de su propietario y cocinero, Francesc Fortí, (qué sigue al mando de la cocina) y de su jefa de sala, Francina Surinach, que han conformado una leyenda casi olvidada para las nuevas generaciones de amantes de la cocina.
Mi esposa y yo probamos el menú degustación, un compendio del saber hacer del cocinero. La maestría se nota en los pequeños detalles, la textura de la salsa holandesa sobre el salmón, el inimitable hojaldre, el foie gras propio, la lubina en un papillote, abierto con maestría por Surinach ante los boquiabiertos clientes. Un filete de ternera exquisito, (Filete Francesc) que casi se disuelve en la boca. Y qué decir de los postres: Un pastel de frutas, con el hojaldre marca de la casa, y el esperado “soufflé de naranja glaseada” helado absolutamente inimitable, obra de Fortí y cuya receta es un auténtico secreto.
Este restaurante tiene muchas historias entre sus paredes, pero quién lo visite también ha de saber lo que no es:
No es un restaurante para instagramers.
- Los platos se sirven con maestría, algunos de ellos emplatados por Surinach en el mismo comedor, pero no tienen adornos vacuos ni composiciones extrañas. La sobriedad y la seriedad están presentes cuando lo que importa es el contenido, no el continente.
- La decoración es la misma de cuando se inauguró. Elegante y sobria, con un comedor presidida por una chimenea central.
No es un restaurante “experiencial”. El cliente no acude a “vivir una experiencia”, acude a comer unos excelentes platos. Las experiencias ya las vivirá en otra parte. (como máximo verá la apertura del papillote y le mostrarán un soufflé entero, cómo del que saldrá la ración que le servirán en cocina)
No es un restaurante “de cocina moderna”, sino francesa. las referencias de Fortí, son Escoffier, Domènech, o Bocuse. No espere esferificaciones, fusiones, ni otro tipo de cocinas.
No es un restaurante donde los camareros interrumpan las conversaciones, con largas parrafadas sobre el contenido de los platos y el orden o la forma de comerlos. La profesionalidad es evidente, y se limitan a enunciar el nombre del plato y a responder a las preguntas que sobre ellos se les haga.
Creo que Fortí no tiene sucesores, y que quizá el restaurante cierre cuando él se jubile. Por eso al salir del local, no pude más que recordar con cierta melancolía las palabras finales del replicante de Blade Runner “Todos estos momentos desaparecerán como lagrimas bajo la lluvia”. No espere a ese momento y visite, antes que sea tarde, el Raco d’en Binu.