Callejón de Ricote en Valladolid

Lugar pequeño, íntimo y muy acogedor. Servicio entrañable y familiar. Todo ello es muy deseable cuando acudes a un lugar para encontrarte a gusto. Pero lo más destacable en este caso es lo que debe de ser: la cocina. Sencilla, sin florituras raras ni esferificaciones de nitrogeno, pero tremendamente original en su propuesta de texturas y sabores y magníficamente ejecutada. Deliciosa. Enhorabuena: habéis logrado gestionar un rincón al que apetece volver una y otra vez.

Muy buenas pizzas caseras elaboradas con cariño y con una calidad y sabor insuperables. Con cualquier elección, siempre acertarás.

Soy habitual de su barra. Las comidas concurridas de ambiente muy modernista y desenfadado son cotidianas. Pizzas y ensaladas... El ambiente sólo lo supera el servicio. Ojalá fuese más amplio.