Un buen lugar tanto para desayunar como el aperitivo, bocatas o raciones, en un bar tradicional que cumple bastante bien con cualquier necesidad que se precie. Si se está por la zona del Instituto de los castillos e Ítaca, más recomendable que la cafetería que está entre ambos dos institutos. Es un bar de toda la vida, pero es amplio, tranquilo y está muy bien, a mí personalmente me gusta mucho, la divisoria de madera entre la larga barra y las mesas de interior. Tienen una buena terraza y el servicio es amable ágil y tiene en una tortilla muy muy buena muy recomendable además de unos cruasanes también bastante buenos. Y los precios no son desorbitados más o menos en la línea de lo que se lleva hoy en día hasta en ese modernidades o personas que les gusten los sitios como una estrella de navidad: brillantes por fuera y de cartón piedra por detrás. Que podría estar mejor, tal vez, que cumple con lo que uno quiere sin ser muy pijotero, de sobra.