07/12/2024: En Carreño, en un precioso y verde valle al pie del Monte Areo, se encuentra una amplia pomarada que, además de manzanos, alberga un pabellón generoso, parcialmente ocupado por un comedor muy considerable con vistas a la finca y al monte.
Nos recibieron a la puerta con un saludo cordial, y así fue el trato durante las dos horas que estuvimos. El servicio fue rápido y atento, cercano, agradablemente informal, como lo es el conjunto de la rústica instalación, que resulta amplia y cómoda, sin dejar de ser un llagar, donde no suele haber concesiones al lujo. Los aseos son amplios y están muy bien mantenidos.
La breve carta donde predominan las carnes, contiene lo suficiente para disfrutar de una auténtica inmersión asturiana. Compartimos unos entrantes y nos decidimos por unos cachopos, seguidos de postres caseros. La carne del cachopo, sencillo y sin las florituras que proliferan en los restaurantes, era de excelentísima calidad, y el arroz con leche estaba cremoso y equilibrado, digno de mención. La sidra estaba muy buena y la sirvieron a una temperatura muy adecuada, no demasiado fría.
A mejorar, agradecería algún tipo de mullido en el asiento de lisa y dura tabla, que terminó por cansarme. El café de pote, que comprendo que encaja conceptualmente en le propuesta, no estaba a la altura.
07/12/2024: Un ambiente tranquilo y familiar, comida de muy buena calidad. Recomendable 100%