Café Bar El Molinillo en Peñaranda de Bracamonte

Situado en la plaza nueva tiene una agradable terraza en la que tomar una cerveza con ricos pinchos y tostas

El ambiente es informal y perfecto para disfrutar de una merienda tranquila o una salida con amigos. La decoración sencilla pero efectiva crea un espacio ideal para relajarse. Además, cuenta con una terraza que es un lujo en días soleados. El menú es extenso y diverso, incluyendo café de alta calidad, platos pequeños, cerveza local, cócteles y vino. Los postres son irresistibles y la atención del personal es amable y atenta. El local está equipado para eventos deportivos y es accesible, aunque el aseo no está adaptado para personas con discapacidad. Es ideal para familias y grupos, convirtiéndose en un punto de encuentro popular en la zona

Muy bien situado, el café muy bueno,una gran barra de pinchos y el trato muy agradable

Un buen lugar con un ambiente agradable para tomar unas cervecitas.

Es un sitio agradable, el personal muy amable y atentos, estaba todo muy bueno!

Flojo. La tapa que pedimos era de días atrás. Tampoco es que fueran la alegría de la huerta. Les salva la terraza en plena plaza.

Fuimos el Domingo de Ramos y el bar estaba a rebosar. Para pedir algo había que armarse de paciencia, ya que la espera era considerable, aunque entendible con el jaleo que había. Sin embargo, no me gustó nada el cubo de cervezas: te lo sirven sin hielo, por lo que en poco tiempo —más aún si estás al sol— las cervezas se calientan. Pedí un pincho de gambas rebozadas y solo pusieron tres gambas contadas; por 1,30 € me pareció un precio desproporcionado para lo que ofrecían. El montadito de rabas con ali-oli y el pincho de bravas estaban bien por lo menos, las patatas se notaban que eran naturales y no congeladas. Durante todo el tiempo que estuvimos sentados, nadie se acercó a recoger los platos usados. La mesa acabó llena y no sabíamos ya dónde colocar las cosas. En mi opinión, faltó organización y un poco más de generosidad en los pinchos, que eran bastante escasos. Eso sí, al menos el rato fue agradable y algunos pinchos se salvaban y se dejaban comer lo cual compensó en parte la experiencia.

Siempre venimos aquí a tomar algo y siempre nos han tratado bien, recomendamos sin duda los molletes aunque los pondría a cualquier hora del día y no tener que esperar casi hasta las 7. Por lo demás pinchos de 10, copas de 10 etc...

Llevo muchos años viniendo a disfrutar del buen café y el gran trato de sus camareros, lo único que cambiaría es la hora mínima para los molletes, bocata lomo ya.