13/12/2025: A Hacer la Mano: orgullo, identidad y alta cocina en formato de gastrobar
Enclavado en el barrio de Extramuros, a pocos pasos de las imponentes Torres de Quart, el Gastrobar En Fer la Man ocupa una discreta pero privilegiada esquina entre las calles de Borrull y del Turia. Un espacio pequeño y coqueto, concebido con un gusto exquisito, que desprende verdad y personalidad desde el primer instante. Aquí nada es accesorio: cada detalle construye un relato propio.
Las paredes del local, presididas por retratos de grandes iconos del transformismo, son una declaración de intenciones. Hablan de Orgullo, de Libertad y de una forma de entender la vida sin filtros. No podía ser de otra forma tratándose de un proyecto con alma, liderado por Rita Amores, estrella consagrada de los escenarios que ha sabido trasladar su creatividad y sensibilidad artística a los fogones. El resultado es un auténtico templo gastronómico en el que la cocina de tapas se reivindica como lenguaje emocional.
El equipo de sala acompaña con solvencia y calidez esta propuesta. El trato es cercano, atento y profesional, de aquellos que hacen sentir al comensal como en casa. Mención especial para Jorge, pura amabilidad y complicidad, una de esas personas que dejan huella y elevan la experiencia sin estridencias.
La velada comenzó de forma distendida, entre risas y cervezas, con unas patatas bravas impecablemente ejecutadas: punto de cocción preciso, exterior crujiente e interior meloso, coronadas por una salsa que evocaba un sutil mojo picón, equilibrada y llena de matices.
El torrezno, de una textura extraordinaria, fue una de las grandes sorpresas de la noche: crujiente hasta la excelencia, sabor profundo y bien definido, capaz de hacer emocionar a cualquier amante de este clásico castellano. Las croquetas caseras de cochinillo, suaves y delicadas, se fundían en el paladar, con un enlucido ligero y nada grasiento que respetaba el producto.
La tempura de berenjena, acompañada de una salsa con toques de miel, jugaba con los contrastes dulce-salado de forma elegante y sugerente. Y el provolone, intenso y aromático, desapareció con rapidez, fiel a la promesa de que anticipaba su fragancia al llegar a la mesa.
El capítulo dulce estuvo a la altura del conjunto. Un coulant de chocolate con helado, voluptuoso y equilibrado, y un tarta de la abuela que despertaba recuerdos de niñez, de meriendas felices y momentos compartidos, pusieron el punto y final a una experiencia redonda.
Todo está cocinado con respeto, paciencia y mucho cariño, a fuego lento y con una clara voluntad de hacer disfrutar. Es de justicia reconocer el talento de Rita Amores, que demuestra que la estrella no sólo brilla en el escenario, sino también detrás de los fogones.
En Fer la Man es uno de esos lugares que hay que descubrir y, sobre todo, volver a visitar. El local es reducido, aunque cuenta con terraza, por lo que la reserva es prácticamente obligatoria. Una dirección imprescindible para quienes buscan buena cocina, identidad y emoción en cada plato. Un espacio al que siempre apetece volver.
05/12/2025: Nos recibieron muy cálidamente y comimos una paella muy buena en la terraza.