Brutus en Palma de Mallorca

Probablemente mi italiano favorito. No es el típico restaurante clásico, y eso es precisamente lo que más me gusta. Un concepto donde puedes encontrar platos italianos con un toque moderno, elaborados con producto de muy buena calidad. Mención especial para las croquetas de gamba y los linguine con tartar de carabinero: puro espectáculo. Pero si hay algo que realmente destaca en Brutus, es el servicio. Hemos ido ya unas cuatro veces y cada día nos tratan mejor. Se nota un ambiente de trabajo joven, cercano y con muy buen rollo. Gracias a Silas, Santi y Jere por hacernos sentir como en casa y convertirnos en clientes habituales. Además, los cócteles están todos buenísimos y la terraza es espectacular. Sin duda, nuestro italiano de confianza.

Tuve el placer de visitar Brutus casi por casualidad. ¡Una encantadora mezcla de estilo moderno, con mucho hormigón visto y preciosos elementos decorativos de madera! Visualmente, no parece italiano, pero lo es, ¡y de los buenos! Aunque no en todos los aspectos. Hay mucho personal con delantales, ¡un equipo muy joven y atento! Un pequeño consejo: sin duda, reserva, sobre todo si solo vas a comer dentro. No hay muchas mesas. ¡Aunque sentarse fuera también es muy, muy agradable! Una terraza preciosa con una iluminación estupenda, mesas bonitas y un ambiente genial. La cocina es especialmente interesante, ¡donde puedes ver al personal trabajando detrás de la barra! Es fascinante observarlos, ¡parecen muy eficientes y siguen un plan a la perfección! ¡Genial! La carta es concisa, pero ofrece suficiente variedad. ¡Pedí los Spaghetti Carpaccio e Pepe! Estaban muy bien hechos, la pimienta era ligeramente gruesa y estaba integrada en la salsa, la salsa de queso tenía un fuerte aroma a parmesano y la pasta estaba perfectamente al dente. El carpaccio era maravillosamente fino, pero le faltaba algo. Le faltaba aceite, condimentos, pesto, ¡y nada por el estilo! Con un poco de aceite de oliva, eso sí, ¡estaba bien! ¡Los palitos de pan con tapenade de aceitunas estaban fantásticos! Una textura maravillosa, un sabor a aceituna no demasiado intenso, ¡perfecto! Sin embargo, mejor no pidas pizza. La masa es demasiado fina, lo que provoca muchas burbujas y dificulta comerla; tiene muchos trozos quemados y poco sabor... no es la pizza que esperarías de un restaurante italiano. ¡A pesar del magnífico horno de piedra! Los precios son bastante razonables y no son excesivos. Eso sí, cuando está lleno, el edificio de hormigón se llena y se pone un poco ruidoso.

Comida, decoración y atención impecables ♥️

¡Gran ambiente en el lugar más distintivo del distrito!

Comimos aquí dos veces en dos noches. Está buenísimo. Para cuando leas esto, puede que ya hayamos ido por tercera vez. Si consigues una mesa dentro, junto a la cocina, entenderás por qué. Un equipo estupendo. Comida de una calidad increíble. Solomillo de ternera, lasaña, lubina, burrata, risotto verde… ¡Que lo disfrutes! ¡Bien hecho! 👏

Buenísima experiencia, soy medio italiana y puedo garantizar que la comida estaba más que a la altura. Los alimentos son de muy buena calidad y el personal es muy atento y amable. Recomiendo sobretodo la ensalada César, no es la típica y si te gusta la trufa es increíble la explosión de sabores.

Es una pena que una comida rica, vaya acompañado de un servicio tan lento y malo. Utilizan ingredientes de altísima calidad, la elaboración de los platos es muy buena, en general es una comida que se disfruta. Ahora, no vayas con prisa. Nos sentamos y pedimos un agua con gas que nos trajeron sin hielo. Pedimos hielo que no llegó jamás aunque insistiéramos. -hora en PM, noche- Teníamos mesa a las 9:30, hasta las 10:15 no llegaron los entrantes (pedimos un entrante frío). Nos quejamos porque dos platos de pasta no pueden tardar una hora y media… a las 11:10 llegaba nuestra pasta. Que estaba rica, pero ya habíamos hecho la digestión del entrante. El postre bien. En general se te hace largo y te sientes poco atendido, se nota que no hay coordinación entre la cocina y sala. Los chicos de la sala muy amables, y entiendo que no se pueden poner ellos a cocinar, pero aún así hubiera esperado dar un toque en cocina porque esos tiempos son inaceptables. Pagamos 50€ por cabeza por 1 entrante, 2 pastas y 1 postre, dos aguas y dos copas de vino… que es caro, pero hubiéramos pagado felices de no ser por la tremenda espera… ahora solo nos parece un lugar pretencioso. Ojalá cambie porque es una pena

Comimos la pizza parmesana y estaba impecable y la tarta de pistacho como pizza de postre que era 10/10

Restaurante con muy buen gusto en la decoración, iluminación.. elegante y con clase. En todas las ocasiones especiales, vamos a Brutus. La comida es excepcional, a destacar el ragú y la focaccia.

¡¡¡Fue una experiencia encantadora!!! Me encantó la comida y el ambiente, ¡guau! ¡Recomiendo enormemente este restaurante para pasar un rato increíble con amigos y/o familiares! 10 / 10