Braseria La Bonaigua en Sant Just Desvern

Restaurante de producto de lo mejorcito que he probado. Una chuleta de escándalo!

todo genial la verdad, llevaba tiempo queriendo venir y muy bueno todo! las bravas de las mejores que he probado y el pulpo espectacular también, en su punto perfecto! las croquetas estaban buenas también pero me defraudó un poco la paella de gambas de palamós, me lo esperaba con más sabor. el postre final muy bueno también, gracias!

Restaurante de buena calidad en lugar único

Cocina, espacio y servicio de 5 estrellas. Totalmente recomendable.

Un restaurante con un ambiente agradable y camareros amables y profesionales. Recomendaría que añadieran algunos platos tradicionales a la carta; a veces, cuanto más sencillo, mejor. Además, si el cliente no reacciona a su error con gritos y discusiones, aún se le podría compensar.

Cena excelente y servicio de primera. Luis nos aconsejó en todo momento y acertó con todo: unas bravas espectaculares, un carpaccio de atún delicioso y un arroz con gambas de Palamós y cabracho al estilo guetaria con pil-pil de otro nivel. Para rematar, una tarta de queso increíble. Ambiente muy agradable. Totalmente recomendable

Espectacular atención, comida aún mejor, por trabajo visito Barcelona una vez al mes, hacemos disfrute gastronómico y sin duda mi Top1, absolutamente recomendable.

Hacía mucho tiempo que quería ir al restaurante La Bonaigua, y finalmente he ido. De fuera no aparenta lo que te encontrarás dentro: la entrada hace pensar en un bar sencillo, pero sólo cruzar la puerta te sorprende una decoración cálida, acogedora y con mucho encanto. Al ser nuestra primera vez, nos hemos dejado aconsejar y hemos probado algunos de sus clásicos. De entrantes, las bravas (buenas, pero no tienen nada que ver con las que probablemente te esperas: llevan alioli ahumado de piel de berenjena y una salsa de tomate con romero que acaban ardiendo al momento), las croquetas de asado (muy cremosas por dentro y crujientes por tono) y el carpaccio de tono! bacalao (de lagrimita). De plato principal, su arroz de gambones (carabineros): una capa finísima de arroz, chamuscado en su punto, con trocitos pequeños de sepia y un gambón de tamaño generoso para cada uno. Se sirve directamente en la sartén y se come con cuchara de madera, como en los buenos arroces valencianos. Sin duda, uno de los mejores arroces que he comido nunca. De postre, hemos compartido el pastel de queso manchego (tierno de por medio y nada dulce), el pastel de membrillo con helado, y una mousse de mascarpone con helado de vainilla. Y la sorpresa final: ¡una uva con sabor a fresa! ¡A mí que no me gusta la uva, la he encontrado buenísimo! El personal es otro punto fuerte: se nota que trabajan siempre, muy amables, conocedores del producto y de los platos, y con buena cara en todo momento. Un restaurante con personalidad, esencia y producto excelente. De esos lugares donde se nota el oficio y las ganas de hacer las cosas bien. ¡Volveré seguro!

Es justo decir que tiene bien merecido su reconocimiento en la Guía Michelin a una cocina de calidad. De todo lo que pudimos probar destacaríamos por encima de todo la calidad de una materia prima tratada en cocina con la creatividad justa para no enmascarar el excelente producto que ofrecen. El único plato que a nuestro juicio desentonó fueron unos higos chumbos que nos sugirieron como postre fuera de carta, el cual nos pareció desacertado de manera unánime y muy por debajo del alto nivel de resto de platos como por ejemplo un excelso flan de castañas. Servicio muy profesional del que cabría destacar sus tablas y “savoir faire“. Relación calidad-precio acorde al producto que ofrecen. Sin duda uno de esos restaurantes para volver y recomendar.

Servicio espectacular súper atento en todo momento producto de lo más top y de momento no he probado un arroz de carabineros mejor que aquí es una locura..