Hace más de dos décadas había oído hablar de Vinaròs, pueblo mediterráneo a unos amigos de Corralejo que vinieron a este lugar a comprarse un barco, que al final compraron y actualmente hace la travesía Corralejo-Isla de Lobos. Me hablaron, en aquel entonces, de que por este lugar se comía muy buen marisco de la zona y que de lo probado le habían sorprendido uno, llamado caiseta. Decían que era como una casa, que si no sabías comerlos, nunca sacarías la comida de ese marisco.
Pues bien, este fin de semana decidí por fin, acercarme a este lugar para darme un homenaje gastronómico con mi pareja. Nos pegamos una buena tirada desde Madrid, aunque yo un poco más porque venía de la isla de Fuerteventura, conocida como “ La Playa de Canarias”, pero teníamos muy claro a dónde íbamos, a disfrutar de uno de los placeres de la vida, el buen comer.
Consultamos por internet y preguntamos a ciudadanos del lugar, donde se comía bien, y uno de los recomendados, no solo por los precios sino por la comida resultó ser la Braseria Cha Sisco, muy cerca de la Avenida Marítima.
Nos sorprendió enormemente no solo la carta de la comida sino la carta de los vinos.
En cuanto a la primera, me encantó el mensaje inicial de la carta que decía en su primera página: “…..siempre escogiendo los mejores productos de temporada y de proximidad” y “…cocinado de manera casera…”. Mensajes certeros porque todo lo que comimos era materia muy, pero que muy, fresca. Una carta muy variada y a muy buen precio cada plato.
Sobre la carta de vinos, me quito el sombrero, chapó, porque qué manera tan sutil de asesorar a los que no entienden de vinos. Y lo digo porque agrupaban los vinos, no solo por zonas, sino lo sorprendente es que los encasillaban de una manera muy sencilla, muy didáctica, a través de adjetivos, que hasta el menos entendido podía elegir con certeza la botella, como se detalla a continuación:
* Potentes, densos y oscuros: Protos, Pago de Capellanes,…
* Golosos y sabrosos: Emilio Moro, la Cueva Colorá,….
* Intensos y seductores: Carmelo Rodero, Mauro,…
en definitiva, un placer leer esa carta, que se sale de lo normal.
Pasando a la comida, pedimos de entrada media de chipirones, algunos eran más pequeño de lo normal, pero te dejaban buen sabor de boca (8).
Continuamos con una ensalada de queso de cabra caramelizada con nueces y salsa de frutos rojos al vino tinto, que dejaba el paladar muy contento (9).
Seguimos con unos caracoles a la llauna ( técnica de cocción tradicional en una bandeja metálica) con salsa romesco, que contabilicé 62, estaban un poco picantes (8).
Posteriormente, comimos unas almejas a la marinera, que dejaba buen sabor en la boca (8,5).
Y por último, para concluir con la faena gastronómica probé un solomillo de vaca, pieza grande y tierna (9).
Y para terminar, no me gustaría despedirme de esta reseña sin hablar del servicio. He de darle un diez al camarero que nos atendió, llamado Cristian, porque supo estar en todo momento para que mi pareja y yo pasáramos un buen rato en la mesa. Muy servicial, muy educado y muy, pero que muy, buen asesor. Un auténtico profesional.
Veníamos por marisco a Vinarós, pero al final lo saborearemos al día siguiente de forma diferente. Acudiremos al mercado, elegiremos en un puesto del mercado el marisco fresco, y después acudiremos a una tasca, que se encuentra enfrente del puesto para que nos lo hagan cocidos o a la plancha, por 4 euros el medio kilo. Un lujo comer así.
Solo me resta decirle que este lugar gastronómico ya forma parte de mi mini guía.
Recomendable cien por cien, por el servicio, por la calidad de los productos y por los precios.
Miguel Angel Socorro Perdomo
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01 Agosto 2025
10,0