Bodega Bonay en Barcelona

Una joya en Barcelona. Platos maravillosos con sabores sutiles. Vinos fantásticos. Volveré la próxima vez que esté en la ciudad.

Se come muy bien, el precio es un poco elevado, pero si salgo contenta no me importa pagarlo. El trato es amable y cordial , el local depende que mesa estás bastante pegado al de la lado, pero por lo general vuelvo siempre sin duda .

Éxito asegurado porque hemos disfrutado de todos los platos: muy bien cocinados y todo buenísimo.

Carta no muy amplia pero con buenas opciones. Muy buena atención!!

Una cena perfecta, el servicio impecable y la pasta de berberechos inolvidable! Gracias a todos! Siempre salimos con ganas de volver

Nos gustó mucho. El ambiente, la comida, el personal. Todo de 10.

Celebramos un cumpleaños en bodega Bonay este mes de marzo. Tanto la comida como el servicio gustó mucho. En especial, la atención y el trato de Manon fue muy bueno! Repetiremos

Italia es mucho más que pasta y pizza. Es una filosofía, una forma de entender la cocina con respeto al producto, pasión por el detalle y un equilibrio perfecto entre tradición e innovación. Y eso es exactamente lo que encontramos en Bodega Bonay: un restaurante que rompe con la imagen convencional de la gastronomía italiana y nos sumerge en una experiencia auténtica, sin artificios. Desde hacía tiempo teníamos ganas de visitarlo, y el destino quiso que nuestra primera vez coincidiera con un popup especial de Cascina Lago Oscuro. Una oportunidad única para vivir de cerca la devoción por el producto y la artesanía culinaria. No fue solo una comida, sino un encuentro con la verdadera esencia de la cocina italiana, esa que se basa en la calidad de los ingredientes y en la historia que hay detrás de cada plato. El espacio es un local lleno de luz natural que invita a quedarse, con una barra frente a la cocina donde puedes ver cómo se preparan los platos, cómo se cocina, cómo se sirve. Comer en esa barra es vivir la experiencia de primera mano, sentir la energía del equipo, el ritmo de la cocina y el mimo con el que se trabaja cada producto. Giacomo, como un director de orquesta: atento, profesional y con una pasión por la gastronomía que se percibe en cada gesto, dirige el equipo de manera fluida y exitosa. Su dedicación, junto con la de todo el equipo, hace que la experiencia sea aún más especial. Aquí no solo se viene a comer, se viene a entender, a descubrir, a disfrutar de Italia desde una perspectiva diferente. Nos fuimos felices, con la certeza de que volveremos. Esa barra nos espera para la próxima.

Mi hermana me sugirió Bodega Boney para conmemorar una fecha en la que estaba reescribiendo su historia y quedé muy satisfecho con la elección. El servicio fue excelente y, aunque estábamos sentados en el bar con vista a la cocina, fue perfecto, piense en una versión barcelonesa de The Bear pero más pequeña. Es agradable ver al chef y su personal hacer su magia. Son porciones perfectas de tapas para compartir, por lo tanto, comenzamos con aceitunas fritas (tan deliciosas pero indescriptibles) falafels con chips planos y crujientes (perdón por la descripción) atún crudo (2 1/2 estrellas) 5 estrellas para la ternera al carbón acompañada con ensalada pequeña y ragú de cordero ~ ¡de qué están hechos los sueños! Todavía estoy soñando con esa comida. ¡Lo terminamos con tarta de chocolate nuevamente celestial! Por supuesto todo ello acompañado de una buena copa de vino blanco. Si alguna vez estás en Barcelona, ​​haz un viaje aquí ~ en la parte de atrás hay un bar con música en vivo (no fui, pero lo intentaré en la próxima visita) Gracias Bodega Bonay por los maravillosos recuerdos.

Comida excelente pero terriblemente cara para las raciones microscópicas. También válido para vino, pensé que la dosis servida era al gusto pero en realidad fue la copa entera!