Binifadet en Sant Lluís

Un lugar encantador para tomar un aperitivo después de visitar los viñedos. Las croquetas de jamón están deliciosas.

Un entorno increíble y platos deliciosos, pero sobre todo, ¡muy generosos! Los sabores eran sensacionales. ¡Imprescindible! :)

Pasamos una velada preciosa en Binifadet: una cata de vinos corta pero agradable e informativa, que incluyó un paseo por el viñedo y la bodega. La cena posterior en su restaurante también fue increíble: muchos productos regionales y de temporada, por supuesto, una excelente carta de vinos y, de postre, la tarta de queso fue simplemente perfecta.

Si buscas un broche de oro inolvidable para tus vacaciones en Menorca, no busques más: Bodegas Binifadet es la solución. Elegimos pasar nuestra última noche aquí y fue una decisión que recordaremos con cariño. Llegar sobre las 18:30 fue una experiencia perfecta. Este momento nos permitió disfrutar al máximo del atardecer, contemplando la hermosa luz dorada que bañaba los extensos y frondosos viñedos. El entorno es la definición de una velada española perfecta: elegantes mesas enclavadas entre las viñas, complementadas con unas vistas realmente excelentes. Toda la experiencia, de principio a fin, fue impecable. El servicio fue atento y cálido, lo que nos hizo sentir como en casa. Y lo más importante, la combinación de un vino realmente excelente (¡un maravilloso testimonio de la viticultura menorquina!) y una comida exquisita creó un viaje culinario encantador. Bodegas Binifadet no es solo una bodega; es una experiencia con un diseño precioso. Es el lugar ideal para brindar por un viaje maravilloso. Le recomendamos encarecidamente que reserve su mesa alrededor del atardecer: no se arrepentirá de este trozo perfecto de paraíso mediterráneo.

Magnífica ubicación. Cocina original. Disfrutamos, entre otras cosas, del carpaccio de calabaza y de los canelones de chuleta de ternera... ambos excelentes. Una cálida bienvenida. El restaurante está rodeado de viñedos y disfrutamos de un momento tranquilo y romántico. Nos gustó tanto este lugar que volvimos.

¡La mejor experiencia gastronómica de Menorca! Comida realmente buena y ambiente encantador.

Fuimos a hacer una visita con cata a la bodega y ha sido una muy grata sorpresa, la visita guiada con Yuliana muy amena ,la cata y las explicaciones durante ella geniales, nos quedamos a cenar y todo de 10 el entorno de ensueño, la atención al detalle y la comida mediterránea y muy muy bien cocinada.

La visita al viñedo fue muy agradable (8/10) y la cata de vinos estuvo bien organizada. Sin embargo, el menú degustación no estuvo a la altura de las expectativas ni del precio. Las raciones resultaron demasiado pequeñas y al finalizar nos quedamos con sensación de hambre, algo que no debería ocurrir en una experiencia de este nivel. El postre, una única trufa acompañada de un vino muy dulce, resultó excesivo en azúcar y poco equilibrado para cerrar el menú. En conjunto, entre la visita y el menú (192 € en total), sentimos que la relación calidad-precio fue muy baja. Es una experiencia interesante por el entorno y el vino, pero en la parte gastronómica deja mucho que desear. Con algunos ajustes en la propuesta culinaria, podría ser realmente memorable.

Era una comida al mediodía, día muy caluroso, y nos ubicaron en una mesa donde tocaba parcialmente el sol. Lo curioso es que no estaba llena la terraza y había mesas completamente a la sombra. Pedimos cambiar de mesa, y aunque nos indicaron que lo consultarían, al final decidimos nosotros mantenernos en el sitio inicial. Pasamos calor. La comida fue deliciosa e innovadora, destacando el carpaccio de calabaza, y el postre de manzana y sobrassada. Los camareros muy atentos y solo un pequeño detalle, que nos trajeron primero los cafés antes que los postres, los cuales se demoraron un poco, Recomiendo ir, pero a lo mejor en días calurosos de pleno agosto, ir a cenar en lugar de comer.

Fuimos con la idea de pasar un buen rato entre vinos y buena comida, pero lo que vivimos superó con creces nuestras expectativas. La visita guiada fue interesantísima, gracias a Dani, que no solo nos contó a fondo la historia y los procesos de la bodega, sino que además lo transmite con una pasión y cercanía. La cata fue muy bien explicada y disfrutamos muchísimo cada vino. Pero lo que realmente nos dejó sin palabras fue la comida: cada plato estaba preparado con un mimo y una calidad excepcionales. El salmorejo, en particular, fue el mejor que he probado en mi vida. ¡Enhorabuena al chef! Y mención especial también para los camareros, siempre atentos y amables, cuidando cada detalle. Terminamos comprando una caja de vinos para seguir disfrutando en casa, y ya estamos deseando volver. Si estás en Menorca, no te lo pienses: esta experiencia es un imprescindible.