Barbarita restaurante bar en Sevilla

La comida buenísima , con buena relación calidad precio, y el lugar muy agradable y buen servicio. Pero veo excesivo el precio de la bebida, muy desproporcionado, motivo por el que no doy 5 estrellas.

Un lugar muy especial, ideal para una comida con amigos o pareja, todo riquísima, lo recomiendo, acierto asegurado

Fui ayer y me la pasé muy pero muy bien la atención es 1000/10. Y el lomo me enamoró y te dan una tabla caliente para que la prepares a tu gusto y eso me gustó mucho sin duda regresaré a probar más platos.

Es la segunda vez que vamos y igual que la anterior todo perfecto!! La comida exquisita y el servicio muy atento y agradable.

Como allí con mi madre todos los fines de semana y algún día más, la comida excepcional y el trato dado por los camareros también, tanto a mi madre que tiene poca visión como a todos los que vamos. Alvaro excepcional, como Jaime, María y Carlos, siempre pendiente de mi madre que ya es mayor y con muchas limitaciones. Así que lo único que puedo decir qye son formidables y la cocina magnífica.

Restaurante acogedor con posibilidad de elegir entre varios la espacios.Buena carne que la sirven en plancha caliente para comerla como más te guste al punto o más hecha.. El personal muy atento y amables. Recomendable!

Fuimos a celebrar un cumpleaños y la experiencia en el restaurante a sido genial. El trato a sido excelente. La comida muy buena , nos pedimos entraña junto a otros entrantes y todo buenísimo. Volveremos

Después de leer las críticas, me sentí bastante escéptico, sin embargo, los camareros fueron atentos y los platos estaban deliciosos, la carne fue cortada con un cuchillo de filo redondo, lo que significa que estaba tierna. Por eso recomiendo este restaurante.

Muy buena comida, la entraña riquísima. El servicio estupendo, en especial Álvaro. Volveré seguro.

En la terraza, pedí un cenicero y me dijeron que no tenían, que echara las cenizas al suelo. Hay que entrar al restaurante para pedir en la terraza. Allí no sale nadie. Estuve almorzando, al principio de abrír sus puertas, y no me disgustó. Hoy he tomado una cerveza con dos amigas y no me he ido contenta. Nadie se asoma a la terraza y la caña es francamente chica. Parecía, salvando las distancias, que me la habían echado en un catalina.