Bar Restaurante Santa Cruz en Valencia

Hola! Ayer fuimos a cenar 3 personas todo lo q pedimos estaba delicioso y el personal amable, lo único q les puedo decir como enrtra tanta gente deberían tener una q limpie los baños estaban asquerosos. Un poco más de higiene por favor.

La chica colombiana un poco mala onda, pero demas todo perfecto

Cambio mi perspectiva de la gastronomía Boliviana... Todo muy rico

Es uno de los mejores restaurantes donde se puede compartir con familias y amigos. Atención excelente, nunca había comido un plato tan sabroso como el Kepery. Lo recomiendo e iré siempre. Gracias 😊

La comida es muy rica, al menos lo poco que he probado ha sido así. Pero no se puede pasar por alto que el señor que atiende en barra se dirige hacia el personal de una manera no amable y prepotente, eso ya hace que el ambiente se sienta incómodo, las camareras todas se ven muy amables pero la manera en la que son tratadas es un hecho lamentable. Para recalcar creo que a ninguna chica se le debería de llamar “niña” para referirse a ella, cada persona tiene un nombre y un apellido por el cual debe de ser llamado y si el señor es el dueño con más razón debería saber cómo hablarle a sus empleadas.

He almorzado de lujo, impresionante, me he quedado sin palabras....

La comida muy buena, el café malo

Santa Cruz es un lugar que hay que tener fichado, sí o sí. Almuerzos completos por 6 € y menú diario por 10 €, solo entre semana, y todo entra como debe: casero, generoso y sin tonterías. La brascada de los jueves es una joyita, y sus bebidas caseras (como la chicha de maní) le dan ese toque que te arregla el día. Han reformado el local y ahora no te retumba el cerebro al hablar, cosa que se agradece. La atención, en cambio, es una auténtica lotería: hay días en los que todo fluye con agilidad, y otros en los que puedes esperar 15 minutos en la barra sin que nadie se digne a tomarte nota. Una falta de consistencia que acaba dejando mal sabor de boca. Lo mejor de todo, sin discusión, es el parking improvisado para taca-tacas. Los yayos aparcan en la sala como si dejaran el descapotable, se sientan sin prisa y disfrutan como reyes. Envidia sana. Porque ojalá llegar así: con cero estrés y que mi mayor preocupación sea decidir qué voy a comer.

Estaba todo muy bien nos pasamos en familia

Totalmente recomendado. Excelente lugar para comer.