Hay lugares que no solo recuerdas: te construyen.
El Granada ha sido siempre uno de esos.
Un restaurante con raciones grandes, sabor auténtico y memoria en cada plato. He ido con muchos familiares que ya no están, y cada vez que paso por delante, algo se enciende por dentro.
Aquí todo sabía mejor porque sabías con quién lo compartías.
Tapas sin pretensiones, menús generosos, camareros que te conocían, y una sensación de que estabas en un sitio que no intentaba ser moderno, solo honesto.
No sé cuántas risas, brindis o silencios he vivido ahí, pero son muchos.
Y por eso el Granada no es solo un restaurante para mí.
Es un trozo de pueblo, de infancia, de familia.
Perico Polite
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25 Junio 2025
10,0
Verdaderamente, a pesar de su aspecto de bar correcto, con unos precios sorprendentemente altos para lo que transmite antes de entrar, no sé si debido a que acertamos con todas las comandas, pero la experiencia fue fenomenal.
Apartando algunas sencilleces que seguramente deben adquirir de proveedores como las croquetas, que sí que bajaron un poco la media de calidad, o algún postre que probé, ya lleno (sabemos que el apetito influye en la precisión de la cata), y alguna mala palabra de higiene que oí de un compañero de mesa cuya opinión respeto, pero que, no puedo corroborar de primera mano (o primer ojo), todos los platos importantes estuvieron impecables.
Empezamos probando el lacón, que nunca lo había probado, pero sin duda la ejecución era perfecta, tanto la cocción de la patata, cantidades de sal y pimentón, y el producto del propio lacón, todo genial, la verdad. La gente tendría a puntuar este plato con un 9 u 8 por su sencillez, pero a mí me gusta valorar las cosas con el máximo que la propia propuesta puede ofrecer, y en este caso, es un 10 (si hablamos del plato clásico, del que, además cabe recalcar que no soy un experto, pero seguro que si el señor Nando Jubany nos lo preparara, sería otro 10, pero en una dirección de propuesta de texturas, como poco, muy distinta. Si ponemos una ejecución imaginaria como techo, la crítica no sería justa, así que me quedo con el 10).
Pedimos sepia, ya que a mi pareja le encanta, y sinceramente, hacía tiempo que no comía una tan tierna y sabrosa. Perfectamente lavada, y acercándose, por lo menos al 9, en ejecución de lo que para mí, es su acompañamiento ideal, ajo y perejil.
Y finalmente mi plato fue un combinado de fritanga sencillo, pero que me lo disfruté por encima de la media (recuerdo otros en el Ebro y en Asturias que simplemente fueron normalitos), llegaría también al 8 y al 9. Mira que tengo la comida distante del día en que estoy escribiendo la reseña, pero recuerdo comerme las pequeñas gambitas enteras, con la cabeza y todo, y disfrutar como un camello de su excelente sabor. Una vez más, ningún pescado pasado de sal, como bien fácil es teniendo en cuenta que se lanza a ojo.
Sin duda un sitio al que volvería, aunque, probablemente, por las experiencias tan dispares a la mía de algunos de mis compañeros, probablemente iría a lo seguro y pediría los mismos platos ya nombrados, debido a saber lo bien que salieron. Habrá que repetir otro día para ver si todo va igual de bien.
El servicio lo recuerdo decente tirando a regular, pero eso no puede servir para juzgar a un equipo entero, ya que nos atendieron una o dos personas.
Jerry Louis Pringston
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07 Marzo 2025
8,0