Bar Pinotxo en Barcelona

Tenía mucha expectativa de este lugar. “90 años siendo los mejores” en palabras del camarero. El lugar estuvo bien, pero sin más. Comida rica pero no increíble. Mi mayor problema: precio vs tamaño de porción.

El Bar Pinocho es el más famoso de los bares de la Boqueria, supongo que por la personalidad y carisma del inconbustible Pinocho, que a sus 88 años sigue al pie del cañón. Yo voy de año en año porque no soy aficionado a los desayunos de cuchara, esto lo dejo a los insomnes ya los que no tienen más remedio que levantarse a las 6 de la mañana. Por tanto no soy un habitual, pero les reconozco el mérito de haberse adaptado al cambio que ha sufrido la Boqueria en los últimos años. Un cambio para mí dramático desde la autenticidad de un mercado mediterráneo a una especie de parque temático pretendidamente para satisfacer a los turistas. Esto no tiene ninguna lógica. Yo soy turista con frecuencia y seguro que preferiría la Boqueria de hace 25 años. Me estoy desviando del tema. En Pinocho encontrará aquella autenticidad perdida. Locales y foráneos buscamos esto. La comida y la gente detrás de la barra son de verdad, sin adornos ni disfraces. Mientras despachaba mis chipirones con secas una señora portuguesa que tenía al lado definía el rabo de toro que se estaba zampando como orgásmico (y dado los gemidos que profería quizás lo sería). Del todo recomendable. Larga vida en Pinocho

Cocina de mercado ideal para tomar un bocado. Servicio muy atento.

Buena barra y mesas para el desayuno, buen trato buena calidad,

Es uno de esos lugares con alma. Pequeño, siempre lleno y con ambiente de barrio auténtico. La barra es como las de antaño: animada, cercana y con camareros rápidos, atentos y con buen humor. Probamos raciones de platos tradicionales, hechos con producto fresco y de temporada del mismo mercado. Todo muy sabroso, aunque algún plato algo salado. Raciones correctas aunque alguna podría ser más generosa por su precio. Recomendable para comida rápida, bien y con esencia de mercado. Un lugar auténtico que merece la pena descubrir.

Los xuxos y el cortado una delicia

Fue el momento más destacado de nuestra experiencia gastronómica en Barcelona, lo cual es mucho decir.

Una experiencia muy placentera..

Estaba lleno cuando llegué para almorzar. Esperó unos 10 minutos. La alcachofa frita fue interesante. Capi pota estaba delicioso. Lo de los garbanzos parecía sencillo pero con mucho sabor. Servicio amable del chef / camarero con pocos pendientes y tatuaje. Habla inglés también. Precio no caro en absoluto, aunque las rebanadas de pan (baguette) está en . 70 centavos.

Todo correcto en este restaurante. Comida buena y buen ambiente. Los camareros muy amables y muy simpáticos . Recomiendo