Bar Paquito en Aranjuez

12/07/2025: Sitio muy bueno. Puedes ir tanto a picotear algo, como tomarte un vino y comer. La comida está muy buena y el arroz con bogavante está muy muy bueno. La brandada no puede faltar, las croquetas y la ensaladilla rusa está muy buena. Hemos ido más de una vez y he de decir que la última vez, el trato de uno de los camareros con detalles azules en el pelo dejó mucho que desear. Es una pena que ensuciara una comida y un rato tan agradable con su servicio.

12/07/2025: ALMÍBAR — El gastrobar que no se esfuerza en gustarte… porque ya lo consigue sin pretenderlo. Lo primero que notas es la calma. Una paz de esas que no vienen por decoración bonita (que también), sino por el ambiente que se respira. Tranquilo. Fresquito. Como si todo estuviera en su sitio. Y eso empieza por la gente que lo atiende. Un equipo de sala que lo goza entre ellos y te contagia las ganas de estar ahí. Atentos sin agobiar, simpáticos sin empalagar, cercanos sin pasarse de listillos. El servicio que te hace quedarte un rato más de lo previsto. Y ahora vamos a lo que importa: la comida. (Si estás a dieta… hazte un favor y deja de leer, porque esto no es light. Esto es placer). 🍔 Pedimos la hamburguesa de vaca vieja. Y no. No era la típica hamburguesita disfrazada de food truck moderno con pan de colores y toppings sin sentido. Era una hamburguesa de verdad. La carne, al punto exacto. Jugosa. Gustosa. Sabor a vaca feliz. El pan, tierno pero con cuerpo. Y la mezcla… madre mía. Aguacate, queso, cebollita y cero tonterías. Una combinación de sabores que no busca aplausos fáciles. Busca gustarte desde dentro. Una hamburguesa de definición. De esas que muerdes, cierras los ojos y dices: “Esto. Esto es.” 🥗 Pero espérate. Porque llegó el poke de salmón y nos calló la boca. Qué nivel. Qué equilibrio. Qué respeto por el producto. Fresquito. Suave. Sabroso sin estridencias. Con un aliño tan bien medido que parecía hecho con pipeta de laboratorio. Nada tapaba al protagonista: el salmón. Y su fiel escudero: el aguacate. Ni más, ni menos. Dos ingredientes bien tratados, bien combinados, y servidos con cariño. Gozar con cada tenedor. Literal. ¿Postre? Esta vez no llegamos. Pero sí te digo esto: en cuanto volvamos a Aranjuez, volvemos a Almíbar. Porque hay sitios que se ponen de moda. Y luego está Almíbar, que no necesita moda, porque tiene alma y calidad. El resto sobra.