Bar Guillermina en Cabrales

Lugar tranquilo donde comer en Bulnes

Un sitio encantador, con gente de toda la vida de aquí y con comida de típica y casera de Bulnes y Asturias, recomendable 100%

El dueño es un encanto, muy atento y agradable, y la fabada que comí rica rica de verdad, posiblemente la mejor que he comido.

Lugar emblemático de Asturias, y poder comer a los pies del Naranjo de Bulnes, espectacular. Comida casera riquísima , de calidad. El cabrito con patatas inmejorable, el cabrales con membrillo otro exquisitez, y para terminar un arroz con leche que quitaba el sentio. La atención estupenda por la camarera como por el dueño.

Comida casera muy buena y trato familiar. Imprescindible pedir fabada o cabrito. Muy buenas vistas desde la terraza.

Fuimos a comer un grupo en la terraza y todo fenomenal .personal amable fabada,cabrito estupendos

Es una casa de comidas familiar que desde el siglo pasado comparte el sevicio a los caminantes, montañeros con las labores de labranza. Te atienden con todo su cariño y sin prisa porque en la naturaleza no existe el reloj. El Sol sale, la mayoría de los turistólogos, no lo han visto salir en su vida porque le lleva 76 segundos salir y eso es mucho tiempo y le lleva 14 o 16 horas ponerse. Señores turistólogas. NO HAY PRISA. No vamos a un lugar de servicio a que nos pongan una alfombra roja y nos atiendan de primeras y en 8 segundos, "si no me voy y digo esto es increíble no nos han atendido". VOSOTRAS GUAPAS MAQUILLADAS Y CON PERFUME CARO. OS LA PERDÉIS.

Si quieres saber realmente cómo eran los antiguos bares de Asturias ( chigres), tienes que visitarlo. La comida es la típica , sin grandes alardes, pero AUTÉNTICA Buenas faces Y el queso de cabrales INCREÍBLE NO TE LO PIERDAS

Sitio espectacular para reponer fuerzas después de hacer la subida andando. Nos hemos pedido un queso cabrales, una ensalada mixta y una fabada y todo estaba riquísimo. Además, los dueños del restaurante nos han atendido genial!!

El querido caballero no hablaba una palabra de inglés, pero con las manos y los pies pudo dejar claro lo que quería decir. No pudiste evitar sonreír, pero el caballero aun así irradiaba mucha simpatía. El restaurante estaba azul por el humo, pero esto contribuía a la atmósfera auténtica. La comida nos sorprendió porque no sabíamos lo que pedíamos, pero no nos decepcionó. Cabra como nunca antes habíamos comido, maravillosamente tierna. La rodaja de pimiento lo completó. Considerándolo todo: para una experiencia auténtica, ¡este restaurante es el lugar ideal!