03/09/2025: Global: 3,8
Hace bastante tiempo que estuve allí y se me olvidó dejar la reseña, así que lo hago ahora confiando en las sensaciones que me dejó.
Lo importante:
- Comida/calidad (4,2): La carta es suficientemente variada, aunque no me fijé mucho en el tema vegano y demás, así que no sé sobre este aspecto. Pedimos varios platos de carne y calamar (ver foto). El género de buena calidad, todo estaba bueno. Recuerdo los postres muy buenos.
- Cantidad (3,8): Recuerdo que algunos platos no llevaban acompañamiento, aunque las raciones eran buenas en general, no estaban todas igual de equilibradas.
- Precio (3,9): Son precios bastante decentes para la exclusividad del lugar y su mantenimiento, aunque algo por encima de otros competidores de su mismo estilo en la zona.
- Instalaciones (4,5): mesas dentro y fuera, pero la parte exterior (tiene zonas que te da el sol de pleno y otras con sombra según avanza, así que ojo con eso). Todo muy bonito y bien decorado, con toque de masía antigua renovada. Se pueden hacer eventos y reservar salas hasta donde sé. Es difícil comer allí sin reserva en fin de semana por lo que vi (nosotros teníamos reserva). Hay una zona de chill out (podría la foto pero Google no la acepta mi porque es una panorámica bastante ancha) en la otra parte del jardín, aunque creo que su uso es más por la tarde
- Servicio (2,5): muy amables y atentos, todo muy correcto. El gran "pero" es que el pollo (¿chilindrón? No recuerdo el nombre) salió mucho más tarde que el resto de platos, básicamente cuando ya habíamos acabado los demás, lo cual fue un fastidio para la persona que lo pidió.
Global (3,8): Sin duda es una buena opción para volver de vez en cuando, pero con sus "peros".
31/08/2025: Comida, servicio y ambiente siempre excelentes. Aprecio especialmente detalles como servir refrescos de 350 ml, mientras que restaurantes similares suelen ofrecer solo de 200 a 250 ml, que apenas alcanzan para toda una comida.
La experiencia sería aún mejor si los menús estuvieran disponibles en inglés (o en algunos idiomas europeos comunes) en lugar de solo catalán y español. Dado que la mayoría del personal y muchos clientes son multilingües, insistir en que el catalán sea lo primero empieza a resultar más teatral que auténtico.
Para mí y para otros expatriados locales que cenamos aquí a menudo, es lo único que nos impide invitar a más amigos y familiares, lo que, en última instancia, se traduce en menos clientes para un restaurante que, por lo demás, es excepcional.