Atrio en Cáceres

Estuve este fin de semana y me encanto y en especial la DIRECTORA DEL HOTEL!! es un ser maravilloso que irradia positivismo y ganas de vivir!!! y hace de la experiencia algo único!!! Te enseña el hotel, te cuenta la historia con un cariño como si fuera la primera vez que lo hace!! ENHORABUENA! sin duda es un gran activo para ATRIO.

Este es nuestro quinto 3 estrellas y como siempre esperamos lo máximo en todo. El servicio ha sido bueno, el lugar muy a la altura y el menú muy rico, sin embargo, bajo nuestro criterio sin sorpresas, prácticamente todos los sabores muy reconocibles y eso en un 3 estrellas para nosotros es primordial… el producto por supuesto(cerdo ibérico) un 10, pero tiene demasiado protagonismo en gran parte de los platos. En definitiva, no cumplió nuestras expectativas pero eso puede no valer a cualquiera. Que gran país tenemos !!!!!

Una experiencia única ,la comida y el trato por parte de camareros y dueños fenomenal.

Una experiencia fabulosa, en el centro de Cáceres, todo un lujo, gastronomía impecable, y para disfrutar al máximo, me encantó sentir el toque extremeño en cada plato con esa delicadeza en la mezcla de sabores, Toño y J.a. Polo super amables así como todo el personal que es muy profesional y simpático. Sin duda una experiencia recomendable y para repetir. Gracias a todos el equipo.

¡Excelente! No solo por su ubicación, su arquitectura y por supuesto su comida, lo mejor es el trato por parte de todo el personal, amables y cercanos sin ser intrusivos, te reciben con alegría y están pendiente en todo momento de tus necesidades. ¡Ha sido un placer! Deseando volver en otra ocasión :)

No he estado en el hotel si no en el restaurante, y la experiemcia como siempre ha sido fantástica. Para nosotros es sin duda alguna uno de los mejores, si no el mejor, restaurante tres estrellas de España

Sin ser una experiencia tan completa como otros tres estrellas aun con la agradecida visita a la bodega el menú destaca porque en cada bloque hay un plato que destacar -sin menospreciar el resto- La lionesa de snack, el crujiente de tapioca o el paté -que sin ser un apasionado del pate puede ser una de las mejores elaboraciones con pate que haya probado- serían los primeros que destacaría. A partir de ahí el menú no baja y mantiene las expectativas, manteniendo los productos de la zona pero con una elaboración y creatividad digna de elogio, incluso para productos un poco más alejados de la dehesa como el bollo de tinta que sorprende para un sabor que suele ser conocido, aunque destacaría el porco tonato. Un lugar destacado para el mejor plato del menú para mi gusto, el flan de papada y caviar, impresionante, un plato perfecto que podría poner en el pódium de los platos michelín que he probado. Al ser Semana Santa tuvimos la suerte de tener un postre especial como fue la torrija, y tuvimos suerte porque es posiblemente el postre que más nos gusto. Sin embargo hay que mencionar un punto a mi parecer muy negativo, el maridaje, no porque haya algún vino que criticar ni por la labor del sumiller -perfecto explicando los vinos- sino porque es un misterio, no aparece en la web, en el restaurante lo preguntamos un par de veces y se limitaron a decirnos el tipo de vino (tinto, blanco...) pero en ningún momento ni las marcas, añadas y, sobre todo, no nos dijeron el precio, aunque la verdad después de ver el precio se entiende, 130€ por cinco vinos y 170€ por seis vinos, sino se es un sibarita del vino resulta difícil recomendar el maridaje y menos con este oscurantismo.

La experiencia gastronómica es excepcional como corresponde a un restaurante de esta categoría. El servicio al mismo nivel. Sin embargo quiero reseñar la experiencia personal. El trato y la atención han sido excepcionales, también. Desde el momento de la llegada donde te recibe Toño Pérez y José Polo dándote la bienvenida y recibiéndote en su casa, hasta la continua atención por su parte durante la comida. Todo esto hace que te sientas muy a gusto, un ambiente muy cálido donde sientes que eres bienvenido. Añado a esto el excepcional trato del personal en sala. Esto no lo he vivido en otros restaurantes de este nivel donde el trato no es tan personal, por eso quiero resaltar este trato especial que Toño y José se esfuerzan en dispensar a sus clientes. Su recomendación al empezar la experiencia fue “Disfrutad!” y, sin duda, eso hemos hecho.

Fue una excusa perfecta para celebrar mi cumpleaños en pleno casco antiguo de esta ciudad monumental, viajando con el cerdo ibérico en sus distintas elaboraciones. Una breve visita por la excelente bodega con una gran selección de vinos franceses antes de ir a la mesa, donde comenzamos con una manzanilla para acompañar los snacks y entrantes del cochinito en la playa; pequeños platillos para coger con la mano y saborearlos de un solo bocado, llamativos como la mariposa crujiente de tapioca y llenos de sabor como las gambas al ajillo con adobo de chorizo. Tiempo de la merienda en la dehesa, para los platos fuertes del menú, que nos recomendaron maridarlo con un Château Virecourt suave y bastante apropiado. La esencia de los ibéricos primero, desde el jamón en su versión de sopa fría de tomate, el salchichón a la pimienta o el lomo doblao, también en formato de un solo bocado, para después disfrutar de multitud de pases alternando platos fríos y calientes combinados en mar y montaña y donde se lleva a la práctica lo de que el cerdo se aprovecha todo, y de qué magnífica manera. Destacaría dos delicias para mi gusto: el flan de papada y caviar, sabor y textura sorprendentes, y la perdiz al modo Alcántara con ese caldo concentrado y calentito que hacía falta en un menú de no demasiada temperatura para esta época del año. Final para golosos en el que el cochino sigue presente en la dehesa de helado de jamón y queso con un crujiente verdaderamente cuqui, el chocolate, también con aromas de jamón y esa sorpresa por mi cumpleaños que agradezco enormemente. Gracias Jose y Toño por vuestra cercanía y amabilidad.

Cuando se realiza una actividad en la que se han depositado muchas expectativas es posible que la realidad no llegue a satisfacerlas, pero no ha sido el caso. La presentación y sabores de los platos son magníficos y el servicio es muy atento. Aunque sea una expresión muy usada, es toda una experiencia gastronómica.