23/02/2025: Especialistas en asados y carnes a la brasa, en su carta encontramos todo lo que un amante de la parrilla espera. A pesar de estar en una ubicación que puede pasar desapercibida, lo primero que sorprende del Asador Olave es su amplísimo salón.
Además de su carta, cuenta con dos menús muy interesantes. El Olave, con un precio de 43 euros, y el Evaristo, de 53. Ambos incluyen bebida y una selección de platos que aseguran una comida completa, con buenas raciones y materia primera de calidad. Nosotros, en nuestra visita, apostamos por el Menú Evaristo, una opción que no solo nos pareció muy completa, sino que además dejó el listón bastante alto.
Este menú comienza con un generoso plato de jamón ibérico, acompañado de tostadas de pan de Artieda, ligeramente frotadas con ajo y con un chorro de aceite de oliva. No hacía falta más, pero un rebosante plato de jamón ibérico le acompañaba conformando un clásico aperitivo que nunca falla. Cuando la materia prima es buena, no hay mejor forma de disfrutarla que con la mínima intervención.
Después llegó un platazo de gambones a la plancha: bien hechos, jugosos y con ese punto de sal que los hace irresistibles. Y como tercer entrante, un timbal de hongos y foie con una potencia de sabor espectacular. Este último plato nos pareció especialmente sabroso y diferente al resto, tanto por la elaboración como por la combinación de la cremosidad del foie y la intensidad de los hongos, poniendo punto final al pase de entrantes.
Y si hay un plato que marca la diferente en un asador es la chuleta. En Asador Olave la sirven sobre una pequeña parrilla con brasas en un recipiente para mantenerla caliente. Esto permite que, además, puedas darle un punto más de cocción a cada bocado.
El sabor nos encantó: una carne jugosa, bien madurada y con un punto de sal perfecto. Además, un detalle que nos gustó mucho es que el parrillero sale a preguntar si la estás disfrutando, un gesto que dice mucho sobre el compromiso del restaurante con la calidad y la satisfacción del cliente.
Eso sí, hay un pequeño inconveniente: al servirse la chuleta de esta forma, se genera bastante humo en la sala, lo que puede resultar molesto para algunos comensales. No fue algo que empañara la experiencia, pero es un punto a tener en cuenta y que hay a personas a las que sabemos que no les hace nada de gracia. No obstante, a nosotros no nos importó.
Hubo también que no sucumbió a la chuleta y pidió un plato de bacalao a la brasa, servido con verduras rebozadas. Su punto estaba muy bien logrado, manteniendo la textura firme y jugosa del pescado. Aunque el protagonista absoluto sea la carne, este bacalao es una opción más que correcta para personas mayores o quienes prefieran sabores más suaves.
Para terminar, tuvimos toda una degustación de postres caseros y tradicionales: tarta de queso, tarta de manzana y goxua. Aunque estábamos ya bastante llenos, no quisimos irnos sin probarlos. Estaban buenos, pero lo mejor del menú ya había pasado. Tras esa chuleta, cualquier cosa se quedaba atrás.
23/02/2025: Especialistas en asados y carnes a la brasa, en su carta encontramos todo lo que un amante de la parrilla espera. A pesar de estar en una ubicación que puede pasar desapercibida, lo primero que sorprende del Asador Olave es su amplísimo salón.
Además de su carta, cuenta con dos menús muy interesantes. El Olave, con un precio de 43 euros, y el Evaristo, de 53. Ambos incluyen bebida y una selección de platos que aseguran una comida completa, con buenas raciones y materia primera de calidad. Nosotros, en nuestra visita, apostamos por el Menú Evaristo, una opción que no solo nos pareció muy completa, sino que además dejó el listón bastante alto.
Este menú comienza con un generoso plato de jamón ibérico, acompañado de tostadas de pan de Artieda, ligeramente frotadas con ajo y con un chorro de aceite de oliva. No hacía falta más, pero un rebosante plato de jamón ibérico le acompañaba conformando un clásico aperitivo que nunca falla. Cuando la materia prima es buena, no hay mejor forma de disfrutarla que con la mínima intervención.
Después llegó un platazo de gambones a la plancha: bien hechos, jugosos y con ese punto de sal que los hace irresistibles. Y como tercer entrante, un timbal de hongos y foie con una potencia de sabor espectacular. Este último plato nos pareció especialmente sabroso y diferente al resto, tanto por la elaboración como por la combinación de la cremosidad del foie y la intensidad de los hongos, poniendo punto final al pase de entrantes.
Y si hay un plato que marca la diferente en un asador es la chuleta. En Asador Olave la sirven sobre una pequeña parrilla con brasas en un recipiente para mantenerla caliente. Esto permite que, además, puedas darle un punto más de cocción a cada bocado.
El sabor nos encantó: una carne jugosa, bien madurada y con un punto de sal perfecto. Además, un detalle que nos gustó mucho es que el parrillero sale a preguntar si la estás disfrutando, un gesto que dice mucho sobre el compromiso del restaurante con la calidad y la satisfacción del cliente.
Eso sí, hay un pequeño inconveniente: al servirse la chuleta de esta forma, se genera bastante humo en la sala, lo que puede resultar molesto para algunos comensales. No fue algo que empañara la experiencia, pero es un punto a tener en cuenta y que hay a personas a las que sabemos que no les hace nada de gracia. No obstante, a nosotros no nos importó.
Hubo también que no sucumbió a la chuleta y pidió un plato de bacalao a la brasa, servido con verduras rebozadas. Su punto estaba muy bien logrado, manteniendo la textura firme y jugosa del pescado. Aunque el protagonista absoluto sea la carne, este bacalao es una opción más que correcta para personas mayores o quienes prefieran sabores más suaves.
Para terminar, tuvimos toda una degustación de postres caseros y tradicionales: tarta de queso, tarta de manzana y goxua. Aunque estábamos ya bastante llenos, no quisimos irnos sin probarlos. Estaban buenos, pero lo mejor del menú ya había pasado. Tras esa chuleta, cualquier cosa se quedaba atrás.