Arcea Gran Hotel Pelayo en Cangas de Onís

El hotel refleja el estilo de finales del siglo XIX y principios del XX. Las habitaciones son un poco lotería, así que hay que contar con ello. Las hay grandes, abuhardilladas y pequeñas. Las pequeñas (pese a ser dobles) son muy pequeñas: sin silla (pero sí con escritorio), sin espacio para dejar las maletas (salvo que las metas en el armario), la puerta casi toca con la cama… El aparcamiento es un gran problema si vas en fechas de mucha afluencia de gente porque no hay plazas garantizadas de día. Compites con los turistas, con los otros clientes del hotel, con los del restaurante y con los de la casa de retiro. El Wifi funcionaba razonablemente bien. El desayuno es correcto. Sin embargo destaco: Camas amplias y muy cómodas. Las almohadas las mejores que he encontrado nunca en un hotel. Baño muy amplio. Limpieza de habitación excelente. Trato del personal excelente.

Alojarse en este hotel es una experiencia única. Su ubicación lo hace único. La decoración es de época, manteniendo sin embargo la modernidad de los baños. Las camas eran bastante cómodas y la vista era impresionante. Respecto al aparcamiento, por el precio que se paga por noche, se esperaría un mayor control, ya que cualquiera puede aparcar allí y es muy complicado para los huéspedes aparcar. Respecto a las comidas, cenamos en su restaurante Cova Sacra, buena comida, sin embargo se equivocaron con nuestro plato 3 veces y nunca se disculparon ni nos hicieron caso. El desayuno deja que desear, había piña ya oxidada y unos plátanos negros y el personal los dejó igual. En cuanto a repostería hay poca variedad. Sin embargo, tiene una máquina de zumo de naranja natural. Un punto que realmente se debería mejorar es el wifi, que es muy débil o prácticamente inexistente en el hotel.

Fantastica escapada gastronomica, encantados con todo, el servicio, la cena inolvidable y fantastica atencion, desayuno muy bien y la atencion por el camarero de la cafeteria genial, recepcion genial. Todo muy bonito y bien cuidado. La ubicacion genial.Un unico pero sin importancia la tv no se ve nada, son canales por antena y no coge nada.Sin duda volveremos.

Un fantástico hotel situado en pleno Real sitio de Covadonga, con acceso directo a la cueva de la Santina, gracias a su cafetería situada en la parte superior de la misma explanada donde se ubica el Museo, la Casa Capitular, la biblioteca y la Basílica de Covadonga. Parking gratuito. Buenas habitaciones y muy cómodas, pero el problema del WiFi es importante, y creo que se debe a la ubicación del lugar entre montañas, pero también a una instalación francamente mejorable. También su cocina es mejorable, porque el prestigioso cocinero anterior se ha ido y el nuevo está creo en adaptación. De todos modos me ha encantado el trato agradable del personal y la extremada limpieza de sus habitaciones. Fuimos un bloque de socios de la Asociación de Amigos del Reinó Astur, que teníamos un evento el pasado finde, del 21 al 23 de Marzo y la mayoría del grupo nos hemos ido encantados del hotel. Seguro que repetimos.

Excelente servicio ¡Personal excepcional! 5 estrellas! Muchas gracias por su amabilidad.

Excelente tanto la comida como la amabilidad y profesionalidad del personal. El cocinero maravilloso, convierte en arte todo lo que pasa por sus manos, un auténtico cocista: cocinero y artista.

Hotel muy bien situado junto a la Santa Cueva en Covadonga, el hotel fue construido en 1909 y es bonito, tiene habitaciones con decoración sobria y tradicional, bien climatizado y con espacio suficiente en la misma, los techos son altos. El hotel tiene desayuno buffet, está bien, aunque no estaría mal meter un poco más de variedad, el parking no tiene muchas plazas así que dependerá de la ocupación que tenga en ese momento, se puede aparcar también fuera del mismo son mayor problema.

Me gustó la atención desde el primer momento,la habitación olía a desagüe y nos ofrecieron cambiar de habitación,abrimos grifos un rato y solucionado, la cena de la primera noche pretendía ser ligera pero resultó más que eso, desayuno buffet más que suficiente para mí gusto,la cena de nochebuena fue una experiencia gastronómica increíble gracias a Jaime Oz, lastima que aunque al principio parecía que era poco al plato de carne no podía comer más,ni el postre, demasiado para estómago acostumbrado a cenar ligero,resto de estancia muy bien, un servicio estupendo en general y trabajadores muy agradables todos.

Muy bonito enclave, ideal para creyentes ya que está al lado del santuario. En términos hoteleros, muy cómodo hotel, solo se echo en falta más variedad en el menú y menos repetición.