Siempre me gustó la reconversión que se hizo de los antiguos cines para darles un nuevo uso, manteniendo la estética de la entrada.
Sin embargo, en la última visita me sorprendió lo descuidado que está en cuanto a mantenimiento y cuidados, en especial los baños. La reforma se hizo con gusto manteniendo la estética "vintage", pero ahora mismo parecen unos baños que tienen 100 años, con los retretes sin tapa, óxido, etc.
Para los precios, la calidad de los dulces es bastante mala: raciones de tarta a 7€ bastante insípidas/industriales.
En resumen, otro sitio más de Valencia que, pudiendo ser un lugar agradable de la ciudad, queda reducido a un sacacuartos para que los turistas vayan a hacerse la fotito para su instagram y se quejen de que el baño es mixto por tener que lavarse las manos junto a una persona del sexo opuesto (al menos me he reído leyendo sus reseñas ofendidísimos)