Anna De Ventola, España en Ribes de Freser

Comida espectacular con las mejores vistas del pirineo. Comida de casa como toda la vida, detalle para la peque, como siempre una piruleta!!! Muchas gracias por vuestra hospitalidad.

Grata e inesperada sorpresa. Cuando salimos de caminata por el bosque no esperábamos encontrarnos con la perrita de Anna, la dueña del restaurante, que se había perdido. Esta bonita casualidad hizo que nuestra ruta acabase en este fantástico restaurante de comida tradicional y casera de Ventolà. Centrados en carnes a la brasa y platos de cuchara, estamos ante un restaurante "de los de toda la vida" en los que se nota no solo la calidad del producto, sino lo bien tratado que está. No podéis perderos sus patatas, increíbles. Por no hablar de la amabilidad de Anna y toda su familia. Sin lugar a dudas, volveremos :)

Buenas vistas La comida abundante y buena Carta con poca platos x escoger

La comida es la tradicional Catalana, todo delicioso (pedimos entradas, platos fuertes postres, bebidas) y muy bien servido. El lugar cuenta con vistas muy agradables.

Restaurante con comida casera deliciosa. Ubicado en un pueblo escondido con pocos habitantes encontramos esta joya. El comedor cuenta con vistas impresionantes de las montañas y entra un sol que hace querer quedarse. El servicio rápido y muy atento, además de agradable. La comida casera muy sabrosa, se nota la buena calidad del producto. Repetiremos sin duda.

¡Un lugar encantador! La comida es buenísima, con ingredientes de calidad y raciones correctas. El trato del personal es muy amable, siempre atento y cordial. Además, las vistas desde el restaurante son espectaculares, perfectas para disfrutar de una comida en un entorno único. Una experiencia totalmente recomendable, ideal para desconectar y gozar de buena gastronomía.

Grata experiencia culinaria. Comida casera y muy rica y en gran cantidad. Vistas de las montañas mientras comes gracias a grandes ventanales hacen la experiencia aún mejor. Nos vino una mujer mayor, creemos que la dueña, muy simpática y agradable. Ahora , el que parecía su marido, un hombre mayor que nos recibió, parecía que le acababan de sacar las muelas a martillazos y le quedaban dos días de vida, un sin sal, la verdad. Parecía la muerte errante. De ahí las 4 estrellas del servicio. El camarero un 10, un chico joven. Servicial y muy atento. Nos nevó estando allí, así que qué más se puede pedir... Las croquetas pedidlas, un 10!!!!

Ha perdido mucho de lo que era antes. Ya no sirven la tabla de embutidos que era uno de los motivos para ir expresamente. Otro de los motivos era sus buenos precios. Ahora es un lugar correcto, pero que no vale la pena el desvío por su angosta carretera. Postres a evitar, caros y nada especial, no son caseros. Sobre los 5 €. Callos con garbanzos con muchos garbanzos y pocos callos (8 € - 9 €), buenos. Pato en salsa rico y en buen punto de cocción por 16,50 €.

Fuimos a comer 4 personas. La comida buenísima. El servicio perfecto, todos muy amables. El lugar es muy bonito,desde el comedor tienes unas vistas preciosas.

Llamamos por teléfono para reservar y el señor nos divide que solo hay dos turnos, las 13 y 15 horas. Le demos que simbolismos a las 13:30 pq estábamos haciendo una ruta por la.lontaña con una niña, nos dice que esto a él.le supone un problema, asique le.decimos que a las 13:00h. A mitad de ruta vemos que no llegamos a las 13:00 y llamamos para decir que a las 15:00, pq nos decía que llegaría 20 minutos después de la 1 le suponía un problema, finalmente llegamos al restaurante a las 13:20,y hay varias mesas vacías en los.dos salones y elnselor de malas maneras nos dice que es un gran problema y nos lleva a un pequeño salón con 4 mesas todas vacías y frío, un sitio de paso de los camareros y nos dice aquí mismo... como si fuéramos a pagar menos que el resto... a las 2 seguimos viendo mesas vacías en el salón donde estaba la gente ( en el nuestro seguíamos solos), y nos.duce que esa mesas es para unos clientes, estos no suponen problema llegar a las 14:15 que es cuando llegaron... en fin, señor que coge el teléfono y organiza mesas muy desagradable, te hace sentir mal con los que no volveremos