Angelita Madrid en Madrid

Recomiendo encarecidamente el comedor privado para grupos. Nuestro grupo de 10 amigos que se reencontraban lo disfrutó muchísimo. Excelente comida, servicio y ambiente.

La barra de Angelita es uno de esos lugares donde el tiempo baja el ritmo sin preguntar. No se va solo a beber vino: se va a esa rara sensación de estar exactamente donde uno quiere estar. Allí las botellas no son objetos, sino relatos; las conversaciones, brújulas que ordenan el día; y la luz —siempre amable— una tregua que se agradece. Y se come fenomenal. Platos precisos, sabrosos, sin artificio, que dialogan con el vino en armonía, como si ambos entendieran que el disfrute nace del equilibrio y no del exceso. Buena parte de esta magia lleva el nombre de David Villalón. Su sabiduría es cálida, nunca altiva; su forma de hablar del vino tiene algo de confidencia y algo de paisaje. Enseña sin pretenderlo y transmite esa alegría tranquila de quien conoce la materia y la respeta. Uno sale siempre con la sensación de haber aprendido algo y, a la vez, de haber descansado. El resto del equipo comparte ese pulso discreto y atento. Nada es impostado: la hospitalidad fluye como una conversación sincera. Angelita no es un templo ni una casa; es un modo más amable de estar en el mundo. Y por eso, cuando se va, ya se está pensando en volver.

¡Absolutamente fantástico! Un ambiente genial, se nota la pasión del personal por la buena comida y el vino. Todo se describe con un encanto que te hace querer probarlo todo (y además está delicioso). Un restaurante descubierto por casualidad en una callejuela que sin duda merece la pena visitar. ¡Gracias!

Quedamos encantados con nuestra experiencia aquí. Para empezar, Víctor fue un encanto y nos ayudó a elegir un montón de cócteles increíbles. Me encanta que usen sus propias hierbas y alcohol. ¡Probamos al menos tres diferentes cada uno! La comida fue absolutamente excepcional. No se pierdan las tostadas de atún y la tabla de quesos y embutidos. ¡Ya queremos volver!

Angelita Madrid es simplemente espectacular. Cada visita es una demostración de cariño por el producto, técnica impecable y un servicio que te hace sentir como en casa desde el primer minuto. La carta sorprende sin forzar, todo está pensado al detalle, y la selección de vinos —tanto en copa como en botella— es de las mejores de Madrid, variada, cuidada y con recomendaciones siempre acertadas. Un sitio donde se come de maravilla, se bebe aún mejor y donde siempre quieres volver. Un imprescindible absoluto.

Brutal todo. Desde el personal, local, vino, quesos. Gracias por hacernos disfrutar esta tarde!

Fuimos a cenar cuatro personas , y todo estuvo riquísimo , los camareros encantadores explicaron muy bien cada plato. Las verduras de Angelita maravillosas, de Zamora. Volveremos !

¡Un restaurante y bar de cócteles realmente fantástico! 🤩 La comida estaba deliciosa, ¡e incluso consiguieron que algunos platos que normalmente no me gustan estuvieran increíbles! Si tengo la oportunidad de volver a Madrid, ¡sin duda regresaré!

Reservado sobre la base de buenas críticas aquí para 5 de nosotros amigos en un fin de semana. Había leído que atendían a los vegetarianos, pero se tambaleaban cuando una amiga vegetariana le planteaba preocupaciones de que no tendrían mucha opción para ella después de leer el menú. Eso pronto disminuyó. Nos ofrecieron especiales off - menu, una serie de platos absolutamente deliciosos (incluyendo fantásticas opciones de verduras) , la mayoría de los productos de sus huertas fuera de Madrid; maridados con un excelente rosado Español. Todos nos quedamos boquiabiertos cuando recibimos la factura; sorprendidos de la excelente relación calidad-precio. Sin duda volvería de nuevo. Aunque había algunas familias y grupos de amigos como nosotros, IT sería el lugar perfecto para una cena romántica

Angelita Madrid realmente superó las expectativas. La comida era excepcional, con un toque creativo y reflexivo a lo largo de todo el menú. El sarro de ternera fue uno de los mejores que he probado, con un sabor intenso y un equilibrio maravilloso. El plato de queso presentaba una rica variedad de excelentes selecciones de origen local, todas servidas a la temperatura perfecta. La ratatouille se preparó con ingredientes de primera calidad y ofrecía un sabor vegetal profundo y fresco, lejos de la versión genérica habitual. Pero el verdadero punto destacado fue la cola de buey, simplemente excepcional, profundamente salada y cocinada a la perfección. Para terminar, el postre de chocolate fue absolutamente inolvidable, lo más intensamente chocolatero que probé en dos semanas de cenas serias en toda España. Un final rico y decadente para una comida ya excelente. Todo esto se combinó con un audaz Cabernet Sauvignon - potente, ligeramente alto en alcohol, pero bien - integrado y nunca abrumador. El servicio fue impecable: profesional, amable, rápido y con gran atención al detalle en la presentación. De hecho, la experiencia general estuvo a la par, si no mejor, con algunos lugares recomendados por Michelin que he visitado.