ANCESTRAL Restaurante en Illescas

son los mejores todo excelente y sobre todo la mejor atención por parte del equipo de sala maravillosos unos genios ☺️❤️❤️👏🏻

La verdad es que le teníamos muchas ganas a este restaurante de Illescas, recién renovada su Estrella michelín. Y no sólo llama la atención por su cocina, sino porque te permite conocer la alta cocina a un precio muy pero que muy atractivo. Escogimos el Menú Barro, que de Lunes a Viernes cuesta 50€ e incluye un total de 12 pases y maridaje en tres platos principales. La verdad que una auténtica locura, si bien es cierto que las raciones no son muy grandes, es un menú que por calidad precio sale muy económico y te vas más que satisfecho. De los platos, se empieza con una mantequilla que es soberbia y un consomé de ciervo que quita el hipo, fantástico. De los siguientes aperitivos, el rollo de cebolla está muy bueno y bien presentado pero quizá no sorprende como debería; mención aparte se merece la oreja suflada, una maravilla donde las haya, con un combinación increíble con el gel cítrico, de 10; y el trampantojo de mandarina, que en realidad es paté de perdiz envuelto en una gelatina de mandarina, más llamativo que sabroso, pero original. La sopa de ajo, con la primera copa del maridaje Quinta de Aves, es un espectáculo; la raciones se queda corta porque está buenísima, muy bien presentada y cocinada en olla de barro. El siguiente pase son unos callos a la toledana que sí que es cierto que pican bastante si no estás muy habituado o toleras cierto grado de picor, pero desde mi punto de vista, otro 10. Y a continuación le siguen dos platos que para mí fueron los mejores de todo el menú y que se llevarían matrícula de honor: el escabeche de anguila y la trucha con pilpil de sus espinas y acompañadas de una copa de Avienne, un espectáculo que hace que la experiencia sea fantástica, para volver a repetir 1000 veces más. Y cómo último pase salado, el guiso de trigo con pato, muy sabroso. Como remate a esta fantástica comida, sus dos magníficos postres, tarta de limón y tocinillo con nata. Lo que sí eché falta en el restaurante es algún petit Four de acompañamiento con el café, quizá por poner una puntilla pero que en nada resta el fantástico menú que sirven. En cuanto al servicio, muy profesional y eficiente, además de agradable y simpático, aunque quizá deberían hablar un poco más alto para poder entender bien la explicación de los platos. El único problema y que sí me parece algo más importante es que la sala se llena de humo rápido y acabamos saliendo con olor a brasa. Como resumen, visita 100% recomendable, volveremos!!

Un sitio muy especial ,con cocina compleja quizás no apta para todos los públicos en algunos pases ,que a nosotros nos encantó ,es cocina de culto con toques de brasas ,nos gustó mucho repetiremos .apuntan muy alto

Nuestra comida de empresa fue muy buena y los postres son tradicionales pero bastante delicados ,por poner algún fallo en sala quizás falte algo de calidez con el cliente ,pero la evolución promete .

Comida top de caza y brasa nos faltó un poco más de atención en sala al ser sábado pero repetiremos !! Un lujo para la zona

El menú desgustacion es muy bueno y si tienes algún problema con alguno de los platos buscan la mejor alternativa

Buen lugar para una ocasión especial✨ buena cocina con una estética en los platos muy buena👌🏼 Nosotros elegimos el menú Sagato y para mi, los mejores platos fueron: 📌 Consomé de tasajo de ciervo 📌 Oreja suflada con adobo manchego 📌 Barquillo de cebolla a la brasa y queso manchego ahumado 📌 Sopa de ajo de Las Pedroñeras en olla de barro El ambiente del local es tranquilo y acogedor.

El menú degustación muy disfrutable. A destacar la codorniz, la tarta de limón y en general el toque ahumado de todo. Lamentablemente no ofrecieron maridaje y no había prácticamente opción de tomar vino, lo cual deslució la experiencia. Nos indicaron que se debía a un próximo traslado del restaurante, pero considero que si lo tienen abierto deben ofrecer la experiencia completa o al menos avisarlo previamente. Una pena.

Cuando estás ahorrando todo un año para darte un homenaje en un restaurante manchego con estrella michelín y no obtienes lo que has soñado, la sensación que te queda es decepcionante. En primer lugar, no puedes sentar a un comensal de espaldas a todo el local, como si estuviese "castigado" porque el interior del local, aunque bien decorado, resulta muy oscuro, tipo cueva, y no llegas a disfrutar del mismo. Pedimos el menú barro (65 €) con maridaje (5 copas de vino) para una persona (50€) y el servicio de pan lo cobran aparte (2,5 € por persona). Sería interesante adaptar el menú al verano porque con la que estaba cayendo fuera en pleno agosto, no apetecía una sopa de ajo para mojar pan (que es lo que más comimos) o un consomé. Además, si el encargado de vinos estaba de vacaciones, quizá también deberían avisarlo antes de comenzar la comida porque se pierde mucha información y cuando se pregunta, porque apenas se oyen las explicaciones con la música y sus voces tan bajas, las dudas aparecían... En cuanto al pan, ya que es casero, no es necesario tostarlo pues terminas comiendo trozos quemados no resultando agradable al paladar. Lo que más nos gustó fue el barquillo de cebolla a la brasa y queso manchego ahumado. Quizá deberíamos habernos dejado a un lado el menú degustación y haber pedido alguna carne y postre con chocolate de carta que nos llenara más. Por último, dado que el discurso del menú era potenciar los productos de la región, echamos en falta ese mismo detalle para la cubertería, por ejemplo, y que en lugar de Portugal, fuera de Albacete, tierra de cuchillos.

Antes de nada decir que me ha encantado el menú largo…aunque acabas un poco saturado,aunque como dice mi madre…mejor que sobre que no que falte Es una experiencia distinta sobre todo para los que no estamos acostumbrados a platos de caza Solo me ha decepcionado una cosa…el precio de los vinos y no tener algún vino más asequible de nivel medio de los que todos conocemos Por lo demás,encantadisimos y prometemos volver…eso si…a por el menú corto :)