Amelibia en Laguardia

Un descubrimiento Hacia tiempo que no encontraba un lugar que me sorprendiera. Todo estaba en su punto, sabroso, exquisito. En especial un pichón al que habían tratado cada parte de manera distinta.El lugar acogedor. El trato amable sin ser pesados. Lo recomiendo encarecidamente.

Comida exquisita. El chocolate con sal de Añana y aceite de oliva fue un descubrimiento. Aunque aparece en su web, el menú degustación no está disponible. Trato cordial.

Excelente comida y vistas desde el comedor muy buenas.

Una grata sorpresa en Laguardia, muy recomendable todo estaba muy bien presentado y de muy buen sabor!

EXCELENTE EXPERIENCIA, BONDAD INCOMPARABLE Amelibia es, sin duda, un restaurante para amar en todas sus expresiones: por la calidad de la comida, por la perfección de las técnicas de cocina, por la investigación detrás de cada plato, por la originalidad de las propuestas. Si a todo esto le sumamos una cortés presencia, una amabilidad a la antigua y una simpatía natural de todo el personal, enseguida entendemos que hemos llegado al mejor restaurante de Laguardia y, al menos en lo que a mi experiencia se refiere, uno De los mejores de la zona probados en España hasta el momento. Llegué allí de una manera inusual: ¡gracias a ChatGPT! Decepcionado por consejos, sugerencias, rankings, estadísticas, después de haber encontrado lugares completamente inútiles en el corazón del bonito pueblo de Laguardia, en un momento dado literalmente me "confié" en la Inteligencia Artificial preguntándole exactamente lo que quería. Y el consejo no fue en vano, ¡ni mucho menos! El primer impacto es a distancia, con la muy amable Alejandra que aguanta con paciencia nuestra tardanza a la hora del almuerzo: mi mujer y yo habíamos sido literalmente secuestrados por una conocida bodega local, que al parecer se había encariñado con nosotros y él ¡Ya no quería dejarnos! Le pido disculpas varias veces vía WhatsApp por los minutos que se van acumulando, ella me tranquiliza todo lo que puede, siempre con mucha amabilidad. Finalmente llegamos, encontramos un lugar elegante, con pocas mesas bien cuidadas, con un servicio inmediatamente atento y amable. Con mucho gusto habríamos bebido un poco de vino si no estuviéramos ya llenos... ¡Pero los platos por sí solos fueron suficientes para animarnos! Entrantes: terrina de hígado y liebre marinada con ensalada y vinagreta de chocolate; Ensalada de perdiz marinada, cebolla dorada y pimientos asados. Ambos deliciosos. Como plato principal no pude resistirme al clásico solomillo de vaca gallega a la brasa, básicamente un simple filete, donde sin embargo la materia prima y la técnica de cocción lo son todo. Y, finalmente, ¡me sentí verdaderamente realizado! Mi esposa tenía un pichón guisado fantástico. Terminamos con los postres, por una vez bien insertados en el contexto de la comida y no tirados allí, sólo para añadir un poco de postre al final: una tarta de manzana con nata y helado y una crema de nueces con gofres. Entre los muchos restaurantes inútiles que se encuentran en muchas fiestas españolas, entre los efímeros pinchos y tapas que se encuentran por todas partes y en todos los lugares, por fin un lugar inteligente, sensato, refinado, sin ser desorbitado en precios, en el que la tradición no se trivializa ni se distorsiona, sino que embellecido a partir de una investigación personal, respaldado por una excelente técnica culinaria. ¡Chapeau!

Comida honesta, sem ser excepcional. Esperava um pouco mais pelo que havia lido. O destaque foi a sobremesa. Um creme de tiramisu de fato bom.

Máxima calidad y cuidado exquisito en la elaboración de cualquiera de los platos.

Excelente restaurante, trato amabilísimo, comida deliciosa y abundante. No es barato, pero merece la pena, muy recomendable

Excelente experiencia. La merluza curada en sal con mejillones era espectacular, igual que el cochinillo. Todo preparado con muy buena sintonía de sabores y en su punto óptimo, lo que ayudaba mucho a las texturas. Amplia carta de vinos. Sitio perfecto para dejarse aconsejar y llevar. El ambiente es también remarcable, sin mesas en exceso, lo que se agradece y con unas preciosas vistas.

Este restaurante ha sido el gran descubrimiento de estas vacaciones. La decoración fusiona lo moderno con lo tradicional con gran acierto, y además tiene unas bonitas vistas gracias a unos grandes ventanales. La carta es variada y los precios son justos. El steak tartar fue de los mejores que he probado nunca. La atención, comedida y profesional. Sin duda, reconforta comprobar que hay lugares profesionales, elegantes y que tratan al cliente con gran respeto. Espero que sigan así!