Alquiera de Moryama en Cádiar

Un almuerzo en un lugar con muchísimo encanto, dimos una vuelta por el entorno y deseando hospedarme. Felicidades! nos encantó

Un sitio para perderse un fin de semana, descansar y desconectar. Ponen de comer de maravilla así que no es necesario salir descansar allí. Las habitaciones cómodas y calentitas en invierno. Todo limpio y el servicio muy competente y agradable.

Ubicación, habitaciones y servicio muy bien

Realizando una ruta en moto por todo sierra nevada. Cogimos habitación el alqueria de morayma. Lugar idílico, precioso, como un pequeño pueblecito. Las habitaciones rurales, cada una con su estilo. En la que yo estuve tenía un pequeño jardincito. Por poner alguna pega, la ducha, un poco pequeña. Lo demás un lujo. El personal muy atento y amable, en especial la chica que nos atendió por la tarde para darnos el check in. Me ha encantado cada rincón. Siento no haber perdido disfrutarlo más.

Un paraíso. El entorno es privilegiado. Estuvimos de visita, sólo a almorzar, pero disfrutamos del entorno durante varias horas. La atención, además de efectiva y profesional, es muy agradable en el trato. La primera consumición vino acompañada de una tapita de aceitunas y queso de untar muy apropiada. De entrante nos tomamos sendos salmorejos, por supuesto caseros, bastante bien conseguidos. De segundo una pastela de verduras buenísima y una carrillera en salsa de vino tinto excepcional. Nada de quinta gama, todo casero. Vino ecológico de la casa. De postre un excelente coulant de chocolate (también casero) con helado de fresa. Café cortado y me sorprendieron con un muy buen licor de hierbas del lugar. La relación calidad/atención/precio, insuperable. El ambiente, tanto en el interior como en la terraza, idílico. Después del almuerzo nos recorrimos el exterior de los distintos alojamientos (casitas individuales), la piscina, los frutales (alguna manzana cayó), almendros, etc. Lugar muy recomendable tanto para ir a comer, como para pasar un fin de semana o una estancia más larga y recorrer los distintos senderos que parten de la propia finca o visitar en vehículo los preciosos pueblos cercanos.

El restaurante es fantástico, buena comida, el personal es muy agradable y trabajador, fui allí dos veces y siempre parecen ocupados.