Alfoli de la Sal en Torrelaguna

Un descubrimiento este sitio, lleno de historia, personal super amable, buena comida y la visita a las cuevas sorprende. Entré casi por casualidad y me voy con un sitio de referencia al que volver.

Alfolí de la Sal, un restaurante en Torrelaguna que fue un mercado de abastos y más tarde se convirtió en Alfolí, almacén, donde se guardaba la sal. La comida estaba muy buena, comimos: migas, alcachofas y torreznos con patatas revolcónas y como plato principal un chuletón de Ávila. Todo estaba muy rico, tal vez lo que menos nos gustó fueron las migas pero eso fue un grano de arena en un desierto de majares…… las alcachofas estaban riquísimas y la carnes… increíble, tierna, sabrosa. El vino que nos recomendó Isabel fue:Finca Río Negro 2020. Vino ideal para tomar con el chuletón que nos sirvieron. Por último, el postre que escogimos para compartir fue un milhojas….. riquísimo…. Con un toque de limón que lo diferencia a los otros milhojas que hemos probado. El servicio, estupendo, muy amables y dispuestos a ofrecer buenas recomendaciones. Tuvimos la suerte de ser atendidos por Isabel, dueña del restaurante. MUY MUY RECOMENDABLE!!!!!!!!

Cocina exquisita. Hacen un menú llamado Gastrosofía con vinos y música en vivo. Muy recomendable

Estuvimos ayer y todo riquísimo. Nos dejaron ver las cuevas que tiene abajo y la parte de arriba que fue destinada para mercado. Hoy todo restaurante y con muy buena cocina e incluso conversación. Todo muy bueno. Gracias y que te vaya bien en el cambio de vida.

Un escenario único bien complementado con una gran cocina. Si le sumas el gran trato y cariño de su personal hace un lugar de referencia. No quiero olvidar los conciertos en directo de los últimos sábados de mes

Pone que está abierto y al llegar a la puerta nos encontramos que cierra agosto por vacaciones. Podían publicar su horario en la Google para evitar malentendidos. Gracias.

Impresionante. Con unas cuevas dignas de visitarte super fresquitas con el calor que hacía fuera. La comida fantástica. Un gazpacho de melón riquísimo. Y un cachopito increíble y la dorada espectacular. Y todo con una música de lujo.

Noche de cena en pareja perfecta sería la descripción más adecuada que dar para la que pasé allí.