A Codorniz en A Coruña

Atención buena El pulpo con langostinos estábamos rico pero me pareció escaso eran laminas muy finas me pareció caro 18'50€ Los calamares sin calidad 10'50€ Ensalada 4€ No me convence el lugar

Cuando vas a comer a algún sitio… que te lleva hasta allí? Será la comida, la experiencia, las redes sociales o el sitio en sí? Bendita casualidad perderme por la callejuelas de A Coruña y coincidir sin expectativa alguna con un restaurante así, comida de la de verdad, materia prima de calidad y servicio del bueno de toda la vida, cada ración más tradicional que la otra y cada sabor de esos que te transportan al origen del producto. Sin duda un indispensable de esos ocultos, de los que se repite hasta que se saben tu nombre y el dueño se convierte en amigo. A Codorniz se vuelve señores, y se vuelve con la misma ilusión que escribo esto frente a mi empanada de pulpo… ahí lo dejo.

Vinimos un par de veces y nos quedamos con la sensación que, según el día y lo que pidas, aciertas o no. El primer día probamos tapas de oreja, raxo, calamares y pimientos del padrón, y nos parecieron buenas en relación calidad precio. El segundo día pedimos ensaladilla, tortilla, quesos y empanada de atún, y ningun plato nos acabó de convencer. Está bien para salir del paso.

Un restaurante “de toda la vida” en el centro de la ciudad. La calidad de la comida es buenísima y el precio es muy barato.

Muy rico todo, bien de precio y calidad. Servicio rápido y sitio acogedor. Lo mejor, pulpo con langostino.

Estaba cerca del Castelo de San Anton y se me hizo un poco tarde y quería almorzar. Buscaba un sitio para comer una mariscada, me recomendaron algunos restaurantes pero es temporada baja y había muchos cerrados, la mayoría no ofrecían mariscadas para una persona solo y vi buenas valoraciones de este restaurante, por lo que decidí probarlo. El ambiente es de bar con trato familiar, tiene una parte de barra donde van todos los jubiletas a tomar el vinito antes de comer y la mayoría de gente que vino a comer parecían locales y familias. Cuando llegué no parece un restaurante como tal, es pequeñito, está medio escondido y hay apenas unas pocas mesas para comer, pero me atendieron muy amablemente sin poner pega alguna pese a ir sólo, cosa de agradecer. Tienen una carta no muy extensa pero que te apetecería probar todos los platos, en mi caso al ir una persona pues no puedes probar muchas cosas, elegí unas zamburiñas, unas gambas y una tapa de ensaladilla rusa, de postre un flan que era casero, varias copas de vino y un cortado y pagué alrededor de 43 euros. La relación calidad-cantidad-precio estuvo ajustada al producto que pedí, no puedes pretender pedirte unas zamburiñas o unas gambas y que te cobren 7-8 euros.

Estaba cerca del Castelo de San Anton y se me hizo un poco tarde y quería almorzar. Buscaba un sitio para comer una mariscada, me recomendaron algunos restaurantes pero es temporada baja y había muchos cerrados, la mayoría no ofrecían mariscadas para una persona solo y vi buenas valoraciones de este restaurante, por lo que decidí probarlo. El ambiente es de bar con trato familiar, tiene una parte de barra donde van todos los jubiletas a tomar el vinito antes de comer y la mayoría de gente que vino a comer parecían locales y familias. Cuando llegué no parece un restaurante como tal, es pequeñito, está medio escondido y hay apenas unas pocas mesas para comer, pero me atendieron muy amablemente sin poner pega alguna pese a ir sólo, cosa de agradecer. Tienen una carta no muy extensa pero que te apetecería probar todos los platos, en mi caso al ir una persona pues no puedes probar muchas cosas, elegí unas zamburiñas, unas gambas y una tapa de ensaladilla rusa, de postre un flan que era casero, varias copas de vino y un cortado y pagué alrededor de 43 euros. La relación calidad-cantidad-precio estuvo ajustada al producto que pedí, no puedes pretender pedirte unas zamburiñas o unas gambas y que te cobren 7-8 euros.

No había reservado y tras varios intentos llegamos a este restaurante de casualidad y nos sorprendió gratamente. Nos dijeron que había demora en cocina pero aún así tardaron menos que en otros que no había demora. Pedimos pimientos del Padrón, y os puedo asegurar que unos SÍ que pican, lo que agradezco pues es buena señal. Pedimos pulpo con cachelos con pimentón a parte y sin problemas. Postre tarta Santiago(no casera, pero rica) y cafés. Todo muy bueno.