Descubre el mejor restaurante con terraza de otras cocinas internacionales en Carboneras

19/11/2025: Tras un paseo en bicicleta, paramos a comer en el restaurante Gurasoak y nos recibieron con mucha amabilidad. El personal fue atento y muy servicial: nos facilitaron enseguida una caja para los cascos y nos ofrecieron la opción de guardar las bicicletas de forma segura en la terraza. También nos asesoraron muy bien para elegir del menú. Tanto los platos como los vinos estaban exquisitamente preparados y eran de un sabor excepcional. Quien busque auténtica cocina española de calidad superior la encontrará aquí. Un restaurante muy recomendable que impresiona por su amabilidad, su servicio y su excelencia culinaria.

16/11/2025: ¡Una experiencia gastronómica que toca el alma! Así definiría nuestra velada en Gurasoak Espacio Gastronómico. No es solo un restaurante, es un proyecto hermanado por la pasión, donde cada detalle está impregnado de cariño y un afán impecable por excelencia. Desde el momento en el que cruzas la puerta, te envuelve una calidez familiar. Leire, al mando de los fogones, no cocina; compone sinfonías de sabor con productos de proximidad que resuenan mucho después de la última cucharada. Su hermano, en la sala, es el narrador perfecto de esta historia. Su trato es cercano, exquisito, y sus explicaciones sobre cada plato no son solo una descripción, son una invitación a entender y a emocionarse con lo que vas a probar. La experiencia comenzó con una declaración de intenciones: un croissant relleno de queso azul y sobrasada. Suena arriesgado, pero fue una revelación. La textura crujiente y mantecosa del hojaldre se rindió a la intensidad cremosa del queso y al toque untuoso de la sobrasada. Fue uno de esos bocados que, literalmente, te emocionan y te hacen cerrar los ojos para no perder ni un matiz. Lo que sigue fue un viaje de reivindicación de lo sublime en lo aparentemente sencillo. Tomamos una cebolla que se transformó en pura delicadeza, un plato que demuestra que la genialidad a menudo reside en la técnica y el respeto al ingrediente. Y luego, llegó el cordero a baja temperatura, 24 horas de paciencia y mimo que culminaron en un instante mágico: la carne se deshacía con solo rozarla con el tenedor. Una textura sedosa, un sabor profundo y limpio… simplemente inolvidable. Para terminar, una tarta de queso que es un abrazo dulce, perfecta en su simplicidad y sabor, acompañada de un vino blanco que nos recomendaron con tino, demostrando un maridaje perfecto. Y no puedo olvidar el pan, un elemento fundamental que aquí es tratado como la joya que es: totalmente tradicional, con carácter y hecho con el mismo esmero que el plato más complejo. Gurasoak es más que un restaurante, es un lugar donde se percibe la ilusión en el aire, donde el trabajo bien hecho y el amor por la gastronomía se convierten en una experiencia global. Se nota que están construyendo algo importante, con la determinación de convertirse en un referente icónico. Y después de vivirlo, no me cabe la menor duda de que lo van a conseguir. Gracias, Leire y equipo, por una de esas comidas que no se olvidan. Por recordarnos que detrás de los grandes sabores hay siempre grandes personas. Volveremos, sin duda.