Descubre el mejor restaurante de cocina asador en Santa Susanna

27/07/2025: Vine con mi hijo y comimos un filete y un chuletón. Todo estuvo perfecto.

20/07/2025: 🤩 Ma Brasa : Donde comí, sudé de gusto y el perro bebió agua mejor que en casa” 🐶🍚🌶️ Ubicado en Santa Susanna, Mabrasa no es un restaurante. Es un templo gastronómico con vistas, sazón y la capacidad de hacerte olvidar la dieta, el estrés y hasta tu PIN del móvil. Llegamos con hambre, sed y actitud de “hoy se come bien o se come bien”. Nos sentaron rapidito, y antes de que pudiéramos decir “nachos”, nos atendieron con más cariño que mi abuela en Navidad. Y atención al detalle: le trajeron AGUA CON HIELO al perro. Sí, sí, con hielo. Mi perro me miró como diciendo “esto es lo que merezco, humano”. Entre eso y lo cómodo que estaba, creo que ya tiene planeada su próxima reserva. Arrancamos con los nachos con queso y guacamole, y madre mía… Capa sobre capa de queso fundido, guacamole cremosito y nachos crujientes que parecían hechos por ángeles mexicanos. Una torre de felicidad comestible. Los mirabas y ya engordabas de puro amor. Hubo un momento en que pensé en abrazarlos, pero los devoré antes de ponerme sentimental. Y luego... la joya de la corona: la PAELLA KANI picantona. Pura actitud. Llegó a la mesa con aroma a mar y cara de “vas a sudar, pero vas a ser feliz”. Picante, sí. Pero ese picante bueno, que te hace sonreír con lágrimas. El arroz estaba perfecto, con más marisco que una peli de Sirenita adulta: sabrosísimo, potente, y tan bien hecho que pensé que el chef debía tener contrato con Neptuno. Y cuando ya pensábamos que no había nada más que la vida pudiera ofrecer… llegó LA CHEESECAKE CON SALSA DE MANGO. Cremosa. Fresca. Golosa. Tentadora. ¡Esa tarta tenía textura de nube, sabor de paraíso tropical y presencia de diva internacional! 🔥 Conclusión: Mabrasa no es solo comida, es una experiencia espiritual con final feliz. Comida que emociona, trato VIP incluso al perro, y platos que deberían salir en la próxima temporada de Netflix: “Chefazos con Flow”. ¿Volveré? Sí. Con hambre, con amigos, con el perro si se porta bien… ¡y con espacio en el pantalón! Nota final: si estás por Santa Susanna y no vas a Mabrasa, estás viviendo tu vida en modo avión.