Voraz de Julio en Córdoba

Original y con buena relación calidad-precio

Estábamos deseando disfrutar de este restaurante. Ha estado bastante bien, tiene cosas que deben de mejorar como el sashimi de salmón, que era excesivamente grueso el salmón, la brochetas de cordero estaba demasiado hecha, seca, pero el acompañamiento lo compensaba, los torreznos , distintos pero muy buenos, la hamburguesa de ternera madurada muy buena, así como la tarta de queso y el tubo de chocolate. Pero lo mejor el servicio de Nico, amable y profesional, un diez por él.

La atención por parte de una camarera fue muy buena, la comida era de calidad en proporción al precio y estaba muy buena, el único fallo es que empezanos a las 10:15 y hasta las 12 estuvimos comiendo porque el servicio fue muy lento sirviendo platos (croquetas semiliquidas y anchoas espectaculares)

Un restaurante con una decoración muy especial y atrevida. El salmorejo es un espectáculo y nosotros pedimos rodaballo que estaba buenísimo.

Pudimos cenar en la terraza del piso superior con un buen ambiente, buenas vistas y un muy buen servicio, estuvimos encantados. La comida de muy buena calidad con una muy buena presentación a un precio razonable. Recomendable.

Comida espectacular con música en directo,bar de copas y buen ambiente de diversión!!!!

Un lugar muy agradable donde cenamos de maravilla. Platos diferentes y exquisitos

El mejor rabo de toro que he probado nunca y si es el vaso que parece un capuchino. De ahí que se llame capuchino de rabo de toro. Las croquetas impresionantes. Para el lugar no tengo palabras. Nada más entrar parece un pub, es donde la gente toma sus copas etc, te llevan a la primera planta que es una sala comedor y la segunda es una terraza preciosa donde también puedes comer o tomarte tus copas. La terraza podría competir con las mejores vistas de Córdoba, junto al río

Como franceses, nos encantó este restaurante, ya sea por la belleza del lugar o incluso por los platos, que eran tan bonitos como buenos, con un precio muy asequible, sin olvidar al adorable camarero que nos explicó la historia del restaurante y el porqué de las pinturas que había allí.

Gratamente sorprendido por el lugar. Estaba super chulo, muy limpio y bien ambientado. Además tuvimos la suerte de comer en la terraza y las vistas eran espectaculares. La comida diferente y muy buena, en especial las croquetas semilíquidas y el plato llamado "Caballo ganador". El servicio majísimo y atento aunque algo lento, entiendo que por la cantidad de gente que había, nada del otro mundo. El sitio tiene un aura muy buena, muy positiva. Volveremos seguro.