18/11/2025: El servicio de mesa un poco lento, pero comida buena como siempre
16/11/2025: Hoy celebramos el cumpleaños de mi hija de 9 años, un día especial que llevaba semanas esperando con toda la ilusión del mundo. Para ella, la idea de compartir un McDonald’s con sus amigos era prácticamente el plan perfecto. Lo que yo no imaginaba era el nivel de organización que suponía pedir 25 Happy Meals diferentes, cada uno con sus particularidades: sin pepinillo, con pan sin gluten, extra de bacon, sin queso, con bebida distinta… una auténtica misión imposible.
Llegamos al McDonald’s de Terrassa con mi lista preparada y con ese estrés interno que solo los padres entendemos cuando sabes que tienes detrás a 25 niños hambrientos esperando su comida. Empezamos a hacer el pedido poco a poco, repasando menú por menú. Todo iba avanzando, no sin trabajo, pero avanzando… hasta que, cuando quedaban solo dos pedidos por introducir, la caja registradora se bloqueó.
En ese momento a cualquiera se le habría caído el alma al suelo. Yo me vi ya empezando de cero, con el tiempo corriendo en nuestra contra y los niños a punto de llegar. Pero ahí es donde quiero destacar algo que no se ve todos los días: la profesionalidad, la calma y la implicación real del personal.
Y, en especial, de Eva.
No sé si es la encargada del turno, pero desde luego se comportó como alguien que ama su trabajo. En cuanto vio la situación, tomó decisiones rápidas, claras y, lo más importante: humanas. Mientras la caja se reiniciaba —que pareció durar una eternidad—, Eva pidió mi lista y se puso a organizarlo todo manualmente, coordinando a su equipo, preparando menús, revisando ingredientes, bebidas, cajitas… absolutamente todo.
No solo eso: para evitar confusiones cuando llegaran los niños, tuvo el detalle de poner el nombre de cada uno en su caja, uno por uno. Puede parecer algo simple, pero para mí fue un gesto enorme, porque demostró que no solo estaba haciendo su trabajo: estaba entendiendo la importancia del momento.
Y aún hubo más. Nos prepararon globos para la fiesta, nos ofrecieron salsas extra, incluso algún entrante para los niños. Y lo hicieron con una sonrisa, sin un solo mal gesto, sin prisas desagradables, sin hacernos sentir que estábamos complicando las cosas… aunque claramente era un pedido complicado.
Entré estresado, pensando que sería caótico. Pero gracias a Eva y a todo el equipo, el proceso fue llevadero, incluso agradable. Supieron poner calma donde había nervios y organización donde solo había una lista larga y un montón de niños esperando su McDonald’s.
La fiesta salió de maravilla, los niños estaban felices y nosotros pudimos relajarnos sabiendo que todo había salido bien. Y honestamente, gran parte de eso se lo debemos a ellos.
Gracias, Eva. Gracias al equipo del McDonald’s de Terrassa.
Gracias por vuestra humanidad, por vuestro esfuerzo y por convertir un momento estresante en un recuerdo precioso para mi hija y sus amigos.
Os merecéis todo el reconocimiento.