Txurrua en Plentzia

Cualquier momento es bueno, tomar un txacolí viendo el mar

Un clásico con lo más difícil de encontrar hoy día: autenticidad. En la era de las franquicias, de la quintas gamas y del servicio sin Alma, el Txurrua cobra todavía más valor. Tienen pinchos más que aceptables, especialmente el de la tortilla patata y el de las anchoas albardadas. Los camareros son profesionales y tienen su carácter: auténticos taberneros, especialmente el tal Txema. Y eso me gusta. Y además es la típica parroquia de donde acuden los clásicos: las cuadrillas de amigos de verdad. Todo eso es lo que hace especial a este sitio. Lo conozco desde hace mucho y cada vez que voy a Plentzia es parada obligatoria. Al que le guste el plástico que busque una franquicia.