Tondeluna en Logroño

El local es muy bonito y acogedor. Las camareras son muy atentas y amables, super pendientes. En cuanto a la comida... La verdad no tiene nada reseñable. Las croquetas de jamón sabían a cocido con trocitos de jamón (no malas, pero no buenas), Steak tartar correcto sin ser excelente, el brioche de alitas está bueno pero su tamaño y calidad no justifica su precio, los pimientos rellenos grasientos, le sobra el rebozado, albóndigas simples, patatas fritas caseras pero grasosas, eso sí, en aceite de oliva. Puedo decir que la torrija fue lo que más me gustó de la comida, eso y la mantequilla que estaba riquísima aunque la idea del cubo de mesa en mesa no me ha gustado (puedo estar comiéndome las babas de la mesa de al lado). 100 euros de cena y salí muy decepcionada, no creo para nada haber pagado por algo que mereciera ese precio. Estoy segura que no lo recomiendo ni volvería. Hay opciones por la ciudad a un precio razonable donde la comida si merece lo que pagas.

Lo hemos visitado en dos ocasiones y nos ha gustado su propuesta: un local, en cierto modo, más desenfadado con la opción de comer en mesas corridas. Las croquetas nos encantaron y, en ambas ocasiones, las pedimos. En la última ocasión, además, probamos arroz, tartar y pescado. Todo estaba bueno. Para mi, recomendable.

Le sorprenden las reseñas bajas del restaurante, yo no había estado nunca y me ha sorprendido para bien. El menú degustación es asequible para todos los bolsillos y me parece que es de muy buena calidad, yo lo recomendaré a partir de ahora.

Hacia años que comimos en este local llevado por Francis Paniego del restaurante Echauren. Local desenfado de mesas corridas, excepto en la terraza, que son mesas normales, y es dónde cenamos. Unas croquetas de 10, un carpaccio de salmón rico, oreja de 10 y macarrones rellenos muy sabrosos, y nos sirvieron una bolsa de helado de la casa De la Salle con la que trabajan. Todo muy rico. Servicio atento y cercano. Lastima no pasar más por Logroño para disfrutar de este restaurante. No hace falta pasar por la calle Laurel para comer bien.

Nuestra segunda visita a Tondeluna… y con mejora en la gastronomía con respecto a la vez anterior. Es un lugar curioso que en aspecto y sensaciones no acaba del todo de convencerme, pero que en servicio, materia prima y sobre todo cocina es muy recomendable y con unos platos ricos, sabrosos, correctamente presentados y muy disfrutones… no es el Echaurren y dentro del universo Panero es una rareza.. pero que no esta de mas en tu visita por Logroño.

Cuando uno se cansa del picoteo y se sienta a comer y disfrutar de la comida todo riquísimo....

Estuve comiendo con mi pareja entre semana, y para probar diferentes platos, optamos por coger el menú de medio día. Pedimos el steak-tartar, el arroz de ciervo, las albóndigas y las carrileras. Sinceramente, a grosso modo, resultó bastante decepcionante siendo firma de Francis Paniego; el arroz estaba incomible (durísimo, quemadísimo por debajo y extremadamente fuerte de sabor. No lo comimos), el tartar y las carrilleras aceptables pero sin nada característico que te incite a repetir otra vez y las albóndigas muy simplonas. Los postres fueron lo mejor; el flan exquisito y la torrija muy buena. El ambiente agradable, pero había sólo una camarera para toda la sala que iba medio corriendo de un lado a otro, tanto que, un cocinero tenía que estar entrando y saliendo de la cocina constantemente para llevar y quitar platos a las mesas. Otra cosa que no nos gustó fue lo de cobrar el cubierto y el servicio (2€ por cabeza). En general, una experiencia no muy satisfactoria. Como decía, llevábamos expectativas altas después de haber disfrutado el Echaurren como niños, pero aún sabiendo que era otro concepto de cocina, nada extraordinario para ser de Francis. No creo que volvamos.

Como siempre, una experiencia maravillosa. Tanto la comida como el trato exquisitos. Totalmente recomendable.

Tuvimos el menú del día que tiene croquetas, un entrante, media porción de un plato principal y media porción de un pudín por 35 €. Las porciones eran muy generosas. Teníamos ensalada rusa, alcachofas y pasta de calamar como entrantes. Los platos principales fueron tempura de pez monje, albóndigas y calamares en salsa de tinta de calamar. Los budines eran tarta de queso, ganache de chocolate y flan. La comida era excelente. Tomamos una botella del segundo vino de Vina Tondonia. Fue una excelente relación calidad-precio y el servicio fue genial.

Este restaurante es fantástico! Camarera muy servicial, pequeña pero excelente carta de vinos, comida increíble, todo bellamente presentado y delicioso, tan bueno tener deliciosa comida de origen local con una diferencia. Simplemente vaya, ignore las pocas malas críticas, este es un restaurante elegante de primera clase y lo recomendaré a cualquiera que visite Logrono.