08/12/2025: Una joya dentro de Vigo!
Es un restaurante japonés típico cuya especialidad es la carne wagyu.
La calidad de comida es muy muy buena y cada plato es un descubrimiento de sabor y placer para las papilas. Hemos comido edamames, una sopa de fideos y pato, dos tipos de carne (wagyu y no recuerdo la otra), arroz con yema y un surtido de verdura. Todo muy rico. Los postres completan una comida ya perfecta y son una obra de arte visualmente.
La atención del personal es de otro nivel, con un trato personalizado excelente.
La mayoría de los platos llevan carne, así que no lo recomiendo a vegetarianos. Sin embargo, no como carne de vaca y lo he pasado muy bien a probar diferentes cosas.
Es necesario reservar que hay muy pocas sillas.
Lo recomendamos con los ojos cerrados, y volveremos con mucho placer!
08/12/2025: Voy a contar mi experiencia, desde mi punto de vista. Es muy recomendable tener una reserva hecha para no quedarse sin poder disfrutar de este establecimiento. Cuando llegas a la puerta, tienes que esperar a que te abran. Estaría bien que lo pusieran por alguna parte, porque te quedas empujando la puerta sin saber muy bien porque no abre, mientras los comensales en el interior te miran como queriendote decir que esperes. Desde que entras, un delicioso olor a barbacoa hace que tu apetito se despierte y el personal del restaurante te recibe con una sonrisa y mucha amabilidad. Ocupas tu sitio en unas sillas muy comodas y empieza el servicio. He de decir que en nuestro caso, a parte de tener reserva hecha, habiamos escrito en el mail lo que íbamos a comer, pero el personal no lo sabía y, aunque no es necesario, creo que nos podríamos haber ahorrado el tiempo inicial de espera entre que le dices que vas a comer, lo preparan y empieza la comida, ya que hay un tiempo límite para dejar la mesa. En nuestro caso, no debía haber reservas más tarde y nos excedimos en el tiempo sin ningún tipo de problema. Para comer elegimos el menú UME que es para un mínimo de dos comensales. El precio indicado es por persona y aquí me generó una confusión, no por el precio si no por los postres. Aunque el menú dice que comienzas con UN kamo udon, lógicamente son uno por cabeza y al final de la carta dice DOS postres a escoger, entendí que también serían dos por cabeza, pero en este caso es uno por comensal. Creo que está mal expresado y da lugar a confusión y hasta aquí cualquier cosa negativa que pueda decir de este restaurante. Aparte de que el personal es super amable y profesional, te explican todo lo necesario para disfrutar de la experiencia con mucha calma y asegurándose de que entiendes todo y animándote a preguntar si algo no te quedó claro. Traen la parrila a tu zona de comida y empieza la comida. El Kamo Udon riquísimo, el caldo sabrosísimo y la pasta espectacular, con una textura suave y densa que apetece masticar una y otra vez. De ahí pasamos a las setas con salsa sake/miso que se van cocinando delante de ti mientras terminas el caldo. Luego traen los encurtidos entre los que destaco el kimchi y el nabo marinado, aunque todos están deliciosos. También te sirven arroz con llema de huevo. El arroz perfectamente cocinado y sabroso y la llema de huevo, untuosa y delicada. Nos pusieron 3 salsas. Una barbacoa tirando a dulce, una de yuzu con toque cítrico y una picante con un ligero sabor a sésamo que para my fué la más rica de todas. También nos trajeron alga nori y hojas de lechuga porque la idea es ir haciendose unos tacos o temakis con los ingredientes que tu quieras. Un poco de sal y.... Llegó la carne. Nos pusieron tres cortes de wagyu chilena. Dos trozos de cada corte para cada uno. Madre mía. Riquísima la carne. Super tierna. Cada corte con un sabor y una textura diferente. Es recomendable probar trozos de carne sin nada más que sal para apreciar el sabor auténtico del producto. A continuación nos pusieron otros tres cortes, esta vez de wagyu japonesa. Impresionante. Mucho más sabor en cada corte. El chef te va subiendo al cielo poco a poco con cada variedad de carne. Destaco de este menú, la sobrecostilla, el hombro y la entraña en ese orden, aunque cada corte fué una auténtica delicia. Tienen una gran variedad de vino, sake y whisky japonés además de otras bebidas. Al terminar la carne llegó el postre y como debe de ser, aquí el maestro pastelero, deja el pabellón bien alto con unas elaboraciónes, texturas, sabores y presentación dignas de estrella Michelin. Terminó la cena con unos mochis que parecían caídos del cielo y un chupito de licor con el que aprendes a brindar como lo haría un japonés, todo ello por cortesía de la casa. Me encanta que de vez en cuando los empleados digan alguna frase en japonés. Es gracioso y te ayuda a disfrutar mejor la experiencia. Tengo muchas ganas de volver y seguir probando sus productos y elaboraciónes. Si tienes la oportunidad de ir, no tengas dudas de que vas a disfrutarlo.