Local muy grande pero con pocos camareros, solo había 2 chicas. Hemos llegado un domingo sobre las 22:45 y ha pasado un rato hasta que nos han atendido. Al sentarnos hemos pedido para beber y cuando la camarera ha traído la bebida, nos ha dicho que ahora venía su compañera a tomarnos nota, pero ha tardado bastante. Éramos 4 mesas dentro y alguna más afuera. Eso sí, la camarera nos ha pedido disculpas. La comida ha tardado unos 20 minutos aprox. Las burguers estaban bastante buenas y las sweet potato también, muy crujientes. El precio es el habitual en este tipo de establecimientos.