Taberna Arenal en Sevilla

Comer de tapas en esta taberna está muy bien. Nosotros probamos los calamares de campo, el lomo alto y unas croquetas y todo estaba muy bueno. Creemos que el buen servicio se debe a una labor eficiente en cocinas y a la rapidez del camarero. Muchas gracias

Un lugar donde volver, a pesar de tener a reventar el local, nos esperamos y nos dieron mesa, era la primera vez y nos aconsejaron y atendieron de escándalo, comida extraordinaria, atención increíble y una tarta de queso que resucita... Volveremos.

Hemos cenado estupendamente, todo lo que hemos comido estaba buenísimo y el servicio ha sido excelente, nos ha atendido Andrea, una gran profesional, súper atenta, simpática y con trato exquisito. Sin duda un sitio a tener en cuenta, sin duda repetiremos.

Este lugar ofrece una experiencia increíble, un servicio excepcional y comida deliciosa. ¡No te lo puedes perder!

Muy buena experiencia, es la segunda vez que venimos. Excelente trato de los camareros, en especial de Andrea, hemos quedado encantados con ella. Producto de calidad, platos originales y tradicionales muy bien elaborados por muy buen precio. Recomiendo comer con tapas, ya que así se prueba más variedad de productos. 10/10, repetiremos cuando volvamos a Sevilla.

Muy bueno. Tanta variedad que no sabes que elegir. Con dos tapas voy servida. Repetiremos.

La Taberna del Arenal, ubicada en el barrio del mismo nombre, ofrece la posibilidad de comer en el interior o al aire libre, una opción muy recomendable para disfrutar del ambiente sevillano. Sin embargo, la experiencia en general presentó varios inconvenientes que perjudicaron su valoración positiva. ​Ambiente al aire libre: Un problema generalizado ​La decisión de comer al aire libre, lamentablemente, se vio empañada por un problema que, si bien no es culpa directa del restaurante, es recurrente en algunas zonas de Sevilla: la presencia ocasional de desagradables olores a aguas residuales. Esto perjudicaba el aire y el ambiente, haciendo que la terraza fuera menos agradable de lo esperado. ​La cocina: Falta de maridaje y exceso de condimentos ​El verdadero punto débil, sin embargo, fue la calidad y la preparación de la comida. La cocina no era excelente, con un nivel mediocre que no justifica su elección entre las muchas alternativas que ofrece Sevilla. El principal problema es la falta de coherencia entre la descripción del menú y el plato que se sirve. En concreto, se observó una tendencia a utilizar condimentos y salsas adicionales no especificados en la carta ni solicitados, alterando el sabor original y la sencillez que a menudo se busca en la cocina andaluza. Esto socava la transparencia y la capacidad del cliente para tomar decisiones informadas. La Taberna del Arenal, a pesar de su conveniente ubicación y la flexibilidad de sus mesas, no logró impresionar en el ámbito culinario debido a las discrepancias en los platos y al uso excesivo de condimentos. Si a esto le sumamos la desafortunada variable de los olores externos, el resultado es una experiencia general deficiente. En resumen: Hay opciones mejores. Si busca una experiencia gastronómica auténtica e impecable en Sevilla, vale la pena explorar otras opciones.

Comida riquisima a buen precio, ideal para ir con tus amigos a tomar unas tapas.

Esto fue recomendado por nuestra nuera ya que es su lugar favorito para comer en Sevilla donde creció. No es una trampa turística en absoluto y muy español.

Fuimos 2 veces en la misma semana. La 1ª vez pedimos 2 tapas y muy bien. Así que volvimos. Pero la 2ª vez fue mal. Le enseñamos al camarero una cucaracha q nos salió y dijo q era normal porq habían fumigado por la mañana y estaban alborotadas. Y se quedó tan ancho. Pedimos la tapa de lomo alto de vaca. Casi ni lo probamos porque era todo nervio y grasa. Y pedimos unos chupitos, nos los traen y el camarero nos los quita de la mano y dice q nos quería traer copas en vez de chupito. Pensamos q era compensación por la cucaracha, pero luego nos cobró las copas. Así q no tengo claro si volveré. Tal vez para alguna tapa puntual, pero a cenar no me engañan más.