19/04/2025: Cené en la terraza GAIKAN, el ambiente es agradable y tranquilo; el servicio muy profesional, la comida tiene luces y bastantes sombras.
El cangrejo de concha y el brioche de steak tartar están muy buenos.
El aguacate ha sido una absoluta decepción junto con los niguiris de caballa y el de atún. Los roll un sin más. Al ser la antesala de un estrella Michelin… esperaba más.
Como dato súper positivo diré que cuando ha venido la cuenta han hecho rectificación del precio y nos han invitado a los nigiris y rolls.
Sin duda el gesto merece una segunda oportunidad a la cocina.
17/04/2025: Muro, en la costa norte, está cerca del mar y del viento. Más allá de la arena blanca, el cristal de la habitación refleja el tragaluz. Esta es la plataforma que construyó el chef Javier Hoebeeck cuando regresó a su ciudad natal. Tomó prestadas técnicas de todo el mundo y las presentó en la cocina.
Lo que se prueba aquí no es sólo un manjar, sino también un viaje a la isla para dar a luz. Influencias es como una marea que regresa de lejos; la memoria (Memoria) es como un fuego que se enciende desde el corazón; y el paisaje de la isla eventualmente se convierte en la base de su alimento (Producto). Los tres están entrelazados como un tapiz, extendidos capa por capa.
Desde el viento que se levanta en las montañas, hasta el humo que cae de los humedales, pasando por el néctar de los árboles frutales y la resina de los pinares, todos se vierten en el plato, contando el lenguaje de las costumbres. La comida es más que un estómago lleno, es la cohesión entre el cielo y la tierra, el lugar donde las costumbres y la mente se encuentran.
La artesanía y el clima están en armonía, las raíces y las hojas son simbióticas, y la distancia y la ciudad natal se mezclan armoniosamente en la punta de la lengua para lograr esta perfección.
Muro, en la costa norte de Mallorca, se inclina hacia el mar y saluda la brisa. Más allá de la extensión de arena blanca se encuentra una sala de cristal que capta el reflejo del cielo: un escenario diseñado por el chef Javier Hoebeeck, quien regresó a su isla natal, llevando consigo las habilidades adquiridas en todo el mundo, que ahora se expresan a través de la comida.
Lo que se sirve aquí es más que un menú degustación: es un viaje nacido de la propia isla. Las influencias llegan como mareas desde lejos, Memoria se enciende desde dentro y Producto, la esencia misma de esta tierra, lo fundamenta todo. Estos hilos se entrelazan como un brocado y se despliegan en silenciosa sucesión.
Desde los vientos de la montaña y el humo de los humedales hasta el néctar de los huertos y la resina de madera de pino, cada uno encuentra su lugar en el plato, susurrando el espíritu de la tierra.
La comida aquí no es sólo sustento; es el punto de encuentro de la tierra y el cielo, del lugar y el alma. La artesanía y el terruño se alinean; las raíces y la distancia se disuelven. Todo fluye junto, y en esa convergencia se encuentra la plenitud.