21/09/2025: Visitamos Cosmo en Rojales el 28 de agosto. Nos lo habían recomendado, con una pequeña salvedad: "Es caro". Pero hay una diferencia enorme entre caro y caro. Caro debería significar excelente calidad, ambiente excepcional, decoración cuidada y una experiencia gastronómica memorable. Lamentablemente, Cosmo no cumplió con ninguna de estas expectativas.
Reservamos entre semana y llegamos a tiempo. Al entrar, nos encontramos no con la elegancia de un buen restaurante, sino con lo que parecía un bar anticuado y descuidado: tranquilo, vacío y sin ambiente. Tras una breve espera, apareció un amable camarero y nos condujo a la terraza, donde solo había otras tres mesas ocupadas. Para entonces, ya me sentía demasiado elegante y decepcionado.
La terraza, situada junto al río, podría haber sido bonita con un poco de cuidado. En cambio, el suelo estaba sucio, los muebles eran los básicos de un bar de exterior, la cubertería era ordinaria y las servilletas baratas. Más tarde, añadieron unos faroles de mesa, lo que solo ayudó un poco.
Hay que reconocer que los camareros fueron amables y atentos. Las bebidas llegaron enseguida: un Bombay Sapphire con tónica, un agua mineral y una Coca-Cola, junto con los menús y los platos del día. Empezamos con la ensaladilla rusa con un toque tailandés (10,95 €), las gambas al ajillo (15,50 €) y el tataky de ternera (15,95 €). Los sabores estaban bien, pero las raciones eran decepcionantemente pequeñas.
De platos principales, pedimos el chuletón (37,95 €) y el filete de ternera (30,95 €). Los filetes solo llevaban guarnición, así que añadimos patatas fritas (5,50 €) y salsa de pimienta (5,60 €). Aunque la salsa estaba excelente, la carne en sí era de calidad mediocre, lejos de lo que cabría esperar a esos precios.
Al final, la comida fue mediocre y demasiado cara. Lo único que salvó fue el servicio. Desafortunadamente, todo se echó a perder con lo que sucedió después. El dueño se sentó a la mesa de al lado con un miembro del personal, manteniendo una conversación en voz alta con otros comensales al otro lado de la terraza. Mientras tanto, apareció el chef, todavía con guantes de cocina negros de látex, encendió un cigarrillo y fumó en la mesa auxiliar.
Con estos precios, lo último que uno se espera es ver al personal comiendo, fumando y charlando con los clientes. A las 9:15, las tres mesas ocupadas se habían marchado, dejándonos solos en la terraza con el dueño conversando con otro compañero. Nos pareció poco profesional, incómodo y totalmente fuera de lugar para un restaurante que cobra precios de alta cocina.
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La respuesta de la dirección de Cosmos lo dice todo. Así se responde a un cliente que acaba de gastar 160 € en tu restaurante. Como restauradores, nuestra mayor lección ha sido escuchar las opiniones de los demás. Eso son las reseñas. Opiniones de otros.
Consulta nuestro perfil y nuestra web y comprobarás que nuestro perfil no es falso.
15/09/2025: ¡Comida deliciosa! ¡Y el dueño es muy amable y sabe lo que hace! Pasamos una velada estupenda y sin duda volveremos.
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