Sala Gran en Palafrugell

Este es uno de esos restaurantes donde simplemente se come bien. Lo que hacen lo dominan, el producto es de calidad y el servicio es muy bueno. El restaurante es muy bonito con una sala grande en una casa de ladrillo. Tiene un parking amplio y comodo. Puedes pedir a la carta pero tambien tienen unos menús que tenían muy buena pinta. - Croquetas Gran opción para empezar. Las puedes pedir por unidad y estaban de miedo. Una croqueta simple pero muy lograda y sabrosa. - Steak tartar Estaba bien aliñado y la carne se notaba que era de calidad. Por ponerle una pega a mi me parecio que la carne la habian molido demadiado pero aun así estaba muy buena. Te lo sirven con unas mini tostadas. - Chuletón de vaca rubia gallega Espectacular. Carne de primerisima calidad hecha en la parrilla y con un sabor a brasa bien marcado. El punto de la carne estaba perfecto que es lo que estan en su mano. Si eso lo acompañas de materia prima de calidad no hay mucho que pueda salir mal. Lo sirven con unas papas fritas que estaban crujientes y sabrosas. Adicionalmente, te ponen un plato con pimientos y berenjena. Super recomendado. Respecto al precio esta un poco en la banda alta pero esque no me extraña porque tanto la calidad como el servicio acompaña. Prefiero pagar 100€ cabeza e ir a un sitio asi que pagar 60€/70€ como en muchos sitios y que sea un sitio mas. Solo tengo palabras buenas para este restaurante que sin duda volveré a visitar si estoy por la zona.

Todo excelente excepto tardan mucho entre plato y plato.

Cada vez que vamos salimos contentos. El local es espectacular, el servicio muy profesional y la comida exquisita. Tienen unos menús con muy buena relación calidad/precio. No se lo pierda si está por la zona. Nosotros seguro que repetimos.

Un experiencia genial! Muy buena calidad en pescado. Recomendable rodaballo a la brasa.

Para el 55.º aniversario de bodas de mis padres, fuimos a este restaurante. Los había contactado previamente por teléfono para confirmar el número de personas y posiblemente pedir un postre. Se suponía que el restaurante me devolvería la llamada. Contacté con mis padres, quienes me dijeron que sin duda sería una sorpresa. Al llegar, vimos un entorno precioso. Nos atendió una jefa de sala, una joven morena con gafas. Después de observarnos mientras elegíamos el menú, esta joven vino a tomarnos nota. Elegimos platos de la carta y también de menús del día. Mi padre quería vino de la carta, pero al señalar que cuatro personas habían pedido menús del día, le dijo que era mucho alcohol. Ella le dijo secamente que eran botellas, no copas de vino. Él cedió. A la hora del postre, le expliqué que el restaurante debía de tener algo planeado porque lo había pedido por teléfono y que deberían haberme devuelto la llamada, pero no fue así. Por lo tanto, algo debió de estar planeado, ya que habíamos especificado que si se hacía postre, no debía ser de chocolate. A su regreso, la jefa de camareros, que previamente había mostrado poca diplomacia, me informó de que alguien me había devuelto la llamada y no había contestado. Que solo se sirven postres en el menú o a la carta. Cuando le dije que nadie me había devuelto la llamada, me rechazó, explicándome que en realidad no era su problema. Quizás en un gesto de empatía, una camarera muy amable se acercó a traer un pequeño trozo de tarta de chocolate con dos velas. Para que quede constancia, vale la pena recordar una cosa: lo que comimos estaba delicioso, de muy buena calidad y elaborado con buenos ingredientes. Sin embargo, es un restaurante gourmet, pero con un inconveniente (un plato desportillado servido con el remolino de foie gras): tataki de atún con una guarnición demasiado rica en salsa, que le hacía perder sabor. Una verdadera lástima, porque por lo demás estaba muy bueno. Respecto a: Los dos camareros fueron encantadores, profesionales, sonrientes y muy amables. (Un hombre joven y una mujer de piel clara muy alegre). Sin embargo, mi padre me dijo que si hubiera sido más joven y no hubiera tenido la barrera del idioma, le habría explicado a la jefa que le faltaba mucho conocimiento y educación, y que su actitud perjudicaba gravemente al establecimiento. Había tantos francófonos como catalanes en la mesa. Su actitud sorprendió a todos. Es una pena, porque deja un regusto amargo. Mucha suerte.

Siempre es un acierto este restaurante. Fuimos a cenar una noche de verano y la comida es deliciosa. No pongo 5 estrellas porque el servicio fue extremadamente lento, mucho rato entre plato y plato y al llevar la cuenta pese a haberlo pedido (acabamos levantándonos y yendo a pagar)

Llevamos más de 28 años veniendo y siempre saliendo contentos de la cocina y el trato de la familia.

Magnífico lugar para disfrutar de la brasa, aplicada a una cocina más allá de las costillas de cordero y butifarra. Recomendables las piezas grandes de pescado de la lonja de Palamós. Nosotros optamos por un rodaballo sabroso, elegante y firme, elaborado en un punto de cocción impecable. Servicio ágil y profesional. Por repetir.

Una magnifica e amplia sala de piedra da el tono. Menu a 38 euros con 4 entrantes (si si) , plato principal, postre y vino. O sea, que sales sin hambre. Excelentes platos sin sofisticacion. Tartar de buey un pelin decepcionante (por que siempre servir el tartar con pan tostado y no con algunas patatas y un poco de lechuga?). El filete de vaca es sublime, el pulpo muy bueno. Servicio muuy profesionaal, parking justo delante Ideal para una bella velada entre adultos

Es la primera vez que he ido a este restaurante, fui con la intencion de comer a la carta, pero al ver el menú diario cambie de idea me parecía muy interesante y acerte. Menu diario bueno y original y segun me dijo Albert el camarero que nos atendio fantásticamente lo cambian a menudo.