Reverso Gastrobar en Granada

Gran restaurante, gran servicio, buena relación calidad-precio y la comida es increíble.

Un sitio de 10 en el centro de Granada!! Nos encantó la decoración nada más entrar, luego el trato exquisito y la comida espectacular. Nos veremos pronto de nuevo.

Buen restaurante, comida muy rica con una presentación correcta. Excelente atención del personal de sala. La decoración del restaurante es acogedora con matices industriales. Buena opción si estás por Granada.

Lugar acogedor, servicio implacable y sus platos espectaculares!!! Lo recomiendo muchísimo

Hemos cenado esta noche en este gastrobar en el centro de Granada, la atención ha sido maravillosa, muy atentos y rápidos. La comida estaba muy buena y han servido a tiempo los platos, de lo que hemos pedido me han encantado los huevos rotos trufados, son una maravilla y muy importante, la cerveza muy fresquita...

Sin duda nuestro descubrimiento del año. Conocimos el lugar a raíz de las reflexiones del dueño en Instagram. Decidimos acercarnos y conocer el lugar, así tendríamos nuestra propia opinión sobre Reverso. ¿El día elegido? El único día de Mayo en el que granizó en Granada… por suerte hay un parking de pago a escasos 4 minutos andando, toda una suerte teniendo en cuenta que el local se ubica en una de las innumerables callecitas del centro de la capital granadina. Debo decir que no pudimos probar la carta completa, lamentablemente llegamos pasadas las 17:00 pero sabíamos que tienen cocina non-stop por lo que, a priori, no nos iríamos con hambre. De primeras parece un Bistró, el sitio está decorado con un estilo industrial y retro (mis disculpas si no es el nombre exacto) es un ambiente de colores cálidos y acogedores con una barra provista de muchísimas botellas que anticipaban una gran experiencia en coctelería, pedimos mesa y optamos por una de las que están junto a la ventana. Nos atendió el propio dueño ¡si, el de Instagram! El trato fue muy agradable, exquisito, podría decirse. Yo pedí un Aperol Spritz y mi novia una Piña Colada. Esta segunda muy suave y cremosa como cabría esperar pero la sorpresa vino de la mano del Aperol. De todos es sabido que una receta es tan buena como su peor ingrediente y en este caso todos eran buenos, no soy un entendido en cócteles pero si que se cuando algo me gusta y este estaba perfectamente equilibrado, spoiler, tuve que repetir. Junto con las copas nos sirvieron una tapa de salmorejo con ruibarbo y melón. Simplemente excelente, el toque dulce del ruibarbo, el frescor del salmorejo y un toque de vinagre, intenso pero discreto, 10/10. Pedimos el flamenquín, la ensaladilla al estilo japonés y los nachos. Vamos por partes, el flamenquín, dorado, crujiente y para nada aceitoso, acompañado de unas patatas fritas caseras cocinadas a la perfección, primero cocidas, luego horneadas y finalmente fritas, el propio almidón de la patata genera una capa crujiente que bien parece un rebozado. Ni duras ni blandas ni secas, simplemente sobresalientes. El flamenquín, un éxito del cocinero, el queso perfectamente fundido, la carne jugosa y en el interior… un pimiento asado ligeramente ahumado, nos quedamos sin palabras. Seguidamente la ensaladilla al estilo japonés, ganadora del premio de la ruta de la tapa. Siendo honestos, de primeras no nos enamoró, la elaboración es impecable pero le faltaba algo, al menos desde mi humilde punto de vista. El qué? Un toque crujiente. Me acerqué a la barra y le pedí unos piquitos o regañás si las tuvieran. En cuanto nos las trajeron, el plato cambió por completo, el toque de pan que necesitábamos, como es lógico, no quedó nada en el plato. Los nachos, ay los nachos, ¿cómo algo tan sencillo como unos totopos fritos con pico de gallo y una carne deshilachada pueden prepararse a menudo tan mal? Por suerte para nosotros, estos estaban elaborados con el mismo cariño que el resto de platos. Totopos fritos in situ, pico de gallo equilibrado, sin amargor del pimiento, sin exceso de cebolla, sin esos tomates insulsos tan habituales y su toque de cilantro, genial. La carne… podría haberme comido un plato solo de esa carne, se me ocurre un bocadillo con esa maravilla deshilachada, justo de sazón y con la humedad suficiente para disfrutarla sin reblandecer el totopo. El guacamole fue el rival más débil y aún así tenía un aprobado alto. Para terminar pedimos un postre para compartir, siendo honestos nos habríamos pedido dos pues la carta es tentadora pero ya estábamos bastante llenos. Tarta de queso con con peras al vino, sin palabras, mejor probarla… Tuvimos la oportunidad de intercambiar opiniones sobre la comida con el dueño, quien nos contó los pormenores de las recetas y a quien estamos muy agradecidos por el trato y la dedicación. En conclusión, si tienes oportunidad de pasar por Reverso Gastrobar, hazlo, la experiencia merece sobradamente la pena.

Buen ambiente. Las bebidas son increíbles. Me encantó el cerdo, está riquísimo. Los cócteles son deliciosos. El camarero fue muy amable y se comunicó en inglés. 😇

El gastrobar es precioso por dentro, no le falta ni un detalle, merece la pena entrar a verlo. El servicio rápido y muy efectivo. La comida bien, la ensaladilla me sorprendió, no pensaba que era negra y las lagrimas de pollo muy tiernas.

Era la primera vez que íbamos y la comida riquísima, el sitio súper agradable pero sin duda lo mejor el servicio. Hemos pedido el pad thai y el camarero nos ha advertido de que el sabor era especial, muy cítrico, y que quizás no nos gustaría. Aun así hemos decidido pedirlo. Cuando nos ha preguntado si nos estaba gustando y le hemos dicho que nos habíamos equivocado pidiéndolo porque tenía razón y estaba un poco fuerte, nos ha cambiado el plato por el otro que había con udon, el wok, sin cobrarnos por esto a pesar de haber comido ya algo del plato y haber sido nosotros los que habíamos elegido el plato a pesar de su advertencia. Postre también riquísimo y los tacos inmejorables. Volveremos seguro!!!

Durante nuestra estancia en mayo, descubrimos este restaurante absolutamente encantador. ¡El camarero, Fernando, es simplemente una joya! Es profesional, amable, disponible para asesorarnos y de una eficacia nunca antes vista. Para las comidas, comimos el flamenquín y el entrecot argentino y ¡fue una delicia! Incluso nos olvidamos de tomar fotos de nuestros platos. El propietario, Walter, se puso a disposición para que pudiéramos expresar nuestra satisfacción. ¡Un hermoso lugar para descubrir y conocer a Fernando! Además, el vermut artesanal Reverso es una pura delicia.