Nos atendieron muy bien, fuimos con nuestra perrita y la trataron genial. Pedimos el surtido de croquetas (de huevo frito, jamón y queso), el arroz meloso, el wok de lagarto y la lasaña. Todo muy bien
Maria del Mar Toscano
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11 Enero 2025
8,0
Hoy visitamos…Terrier, en Badajoz.
Terrier, situado en la avenida de Elvas, en el local que antaño ocupaba el histórico Campañón, es el típico “restobar”; un lugar donde puedes picar y comer, donde no hay mantel pero sí buen servicio y donde, sobretodo, se está bien.
Además de una agradable terraza (aunque un poco ruidosa por el tráfico) cuenta con un salón con una pequeña barra a la izquierda y una zona de comedor, todo distribuido más o menos como el anterior negocio. Nada más entrar ya se nota la mano del grupo “La vida perra”, con vegetación decorativa, elementos de madera, obra vista y azulejos (aquí un guiño al país vecino) que tan de moda puso el famoso grupo “El Paraguas” hace unos años.
La primera impresión es agradable; buena atención al cliente a su llegada, sillas cómodas, mesas relativamente amplias y baños limpios. No opté en este caso por ninguna opción entre la carta de vinos (discreta) ni de cervezas, así que es un aspecto que no puedo juzgar, aunque sí eché en falta algún tipo de “promoción” o “entusiasmo” del personal por dar a conocer los caldos que tienen en bodega. Sí que es de agradecer que con la bebida ofrezcan algo más que las clásicas aceitunas y en este caso sirvieron una cazuelita con salchichas al vino y patatas fritas, dando un toque castizo a la atmósfera de modernidad que se respira en todo el local.
Aunque en días laborables cuenta con un menú del día por 15 euros con 3 primeros y 3 segundos a elegir, me decanté por la carta para probar alguna de las propuestas. Para comenzar, entre las variedades de croquetas me llamaron la atención las de huevo frito. Se trata de una “tapa” o mas bien media ración. La “curiosidad” del sabor la resuelven, como era de esperar, con una dosis, para mi gusto pequeña, de sal negra del Himalaya sobre un poco de yema para coronar una croqueta de más que buena factura. Las acompañan unas patatas paja de bolsa que le dan al plato reminiscencias de los clásicos huevos fritos con patatas.
A continuación, también como entrante, pedí una ensaladilla de pulpo. La ensaladilla, estrella de cualquier carta, debe tener hoy en día, en mi opinión, algún elemento diferencial que le de vida y diversión a un plato bastante manido, y en este caso se consigue con la generosidad en la cantidad de pulpo y la presencia de sal en escamas que hace que un bocado que comienza “sin más” termine con una explosión de sabor memorable. La compañía en este caso son unos brotes de escarola con tomates “cherry” que, al menos, viene aliñados.
Como plato principal me decanté por una lasaña de secreto ibérico que tuvo claroscuros. Nada que objetar a la técnica culinaria, acorde al resto de lo que pude probar ese día. Por el motivo que sea, si bien el secreto por separado era perfectamente identificable, el sabor del cerdo se perdía cuando se juntaba con el queso, la masa y el tomate (¿casero?). Es buen plato, correcto, y la idea me parece muy buena para “darle una vuelta” a la típica lasaña, pero pienso que algo más de carne o una masa más fina lo harían redondo.
Como no puede ser de otra manera, siempre dejo un hueco para el postre, que en este caso (nuevo referencia a Portugal) fue una bola de bolacha, casera y equilibrada, quizás con la galleta demasiado “empapada” pero a fin de cuentas, un clásico que no suele fallar.
En conclusión, 4/5, experiencia en general muy positiva en un sitio que no conocía y al que, sin duda, volveré.
Tapa de croquetas (5 unidades): 8 €
Ensaladilla de pulpo: 14 €
Lasaña de secreto: 18 €
Tarta de galleta: 5’5 €
P.S Partiendo de la base de cierta manía personal a las “sugerencias” fuera de carta, cuando existen deben hacerse al entregarse los menús, no cuando ya se ha elegido, y siempre anunciando los precios.
Merece e
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18 Septiembre 2024
8,0