Restaurante Palacio De La Serna en Ballesteros de Calatrava

Tranquilidad, servicio, exquisita carta. En fin no me queda otra que recomendarlo al 100%

Pasamos dos noches, la habitación muy ajustada, sin televisión todo muy apretado y poco espacio para moverse, el baño abierto a la habitación la bañera de hidromasaje muy alta para personas mayores imposible entrar y salir. Las instalaciones bonitas pero necesitan alguna reforma. El pueblo donde está es demasiado tranquilo. El personal de 10 super amable y agradable, te Dan todas las explicaciones que necesites.

Hotel con mucho encanto y que tiene unas instalaciones muy bonitas. Parece un palacio. Las habitaciones son correctas aunque algo castizas. Aún así muy buena experiencia en general.

El hotel fue una sorpresa agradable y una experiencia muy positiva. Son pocas habitaciones, pero cada una decorada de forma distinta. Reservamos una superior que consta de un salón en la planta baja y el dormitorio en el piso alto. Bonita, pero algo pequeña para moverse. Muy silenciosa como la totalidad del hotel, algo que agradecemos porque el resto de los hoteles urbanos son muy ruidosos. La cocina excepcional con una oferta de menús diversos y adaptados a la zona. Las personas que trabajan en la cocina no las conocimos, pero les felicitamos por la variedad de productos que ofrecen y lo exquisito de su elaboración. El personal que lo atiende fantástico. Todo el hotel es un museo con unas esculturas preciosas y con una colección de cuadros abstractos, algo oscuros, pero realizados con talento. Las personas de la recepción muy amables; Eduardo nos acompañó a visitar algunas de las habitaciones que elegiremos en nuestra próxima estancia, Sara nos narró la parte artística del alojamiento. Una excelente poeta por la forma de explicarse. Todo el hotel está lleno de arte, pero queremos resaltar el mejor arte emocional, que ha sido el encontrar a Rosa que nos atendió en el restaurante; una profesional excepcional, con una empatía fuera de lo común, amante de su trabajo, eficaz en las explicaciones de la gastronomía de la región. De las profesionales que siempre suman a la hora de reservar nuestras próximas estancias y de la que guardaremos el mejor de los recuerdos. Un puntal necesario para que perviva un palacio de estas características tan singulares. Enhorabuena a sus propietarios por conseguir que, en esta región manchega tan olvidada, tengamos un referente hotelero lleno de arte y buen gusto.

La visita al Palacio de la Serna son de esas experiencias de la vida, que te sorprenden gratamente. Improvisamos el viaje dos días antes, y fue todo una maravilla. Cuando las prestaciones del hotel y el personal que lo regenta son únicos, tu estancia se hace inolvidable y te queda esa grata sensación de repetir, principalmente por volver a ver a esas personas, que te reciben con una sonrisa y te hacen sentir como en casa. Gracias Rosa. Es un hotel con arte y encanto. Cada espacio está cuidado y estudiado para generarte sensaciones, solo tienes que dejarte llevar... Un cubo en un pozo que hace gotear el agua justa para amenizar tu estancia en la terraza mientras tomas una delicioso bizcocho casero, esculturas y pinturas provocativas en cada rincón, decoración agradable en las estancias, una comida deliciosa... Sara, la recepcionista, tuvo el detalle de enseñarnos el museo y la colección de coches de época. Recomiendo la visita. El baño de la habitación 123 no es cómodo pues tiene un saliente que dificulta el paso a la ducha, te puedes golpear la cabeza con él. Recomendaría otra habitación en caso de movilidad reducida, o si la persona fuera alta.

Estuve comiendo con mi familia por el dia de la madre, la comida estaba exquisita, un menú muy acertado para la ocasión, el trato de los camareros fue excelente el sitio muy grande muy bonito y con unos patios espectaculares. Sin duda volveremos.

Sitio inigualable. Comida sabrosa y de calidad. Personal atento y amable. En especial el chico de recepción, Eduardo, que nos atendió con un agrado y dedicación absoluta. Solo por tener personal así merece la pena venir

El espacio es muy bonito, lo que pasa es que tiene algunas cosas un poco extrañas. Las habitaciones son bastante antiguas, olía ligeramente a humedad, la ducha tardaba bastante en calentarse, el desayuno a las ocho menos poco estábamos esperando y todavía no había nadie, en la cena al restaurante estuvo bastante correcta, hay un museo y algunas cosas un poco extrañas (no extrañas como tal, si no extrañas de que estuvieran ahí), y se nota que es un espacio que se usa bastante para bodas, lo cual está bien, pero suma a lo extraño de la experiencia. En general, no puedo decir que haya estado fatal pero me fui de ahí con el cuerpo un poco raro.

Hemos pasado unos días de Semana Santa en un lugar edénico con dos ángeles custodios llamados Sara y Rosa que nos han atendido y dado de comer con un lujo propio del sitio. Si hubiera que ponerle algún pero lo siempre comentado: Hacen falta más ángeles en el paraíso.

Qué bello lugar y el personal de 10, con restaurante de lujo